Carlos Morais entrevista FMR (espanhol)

“El sistema capitalista no va a evolucionar, ni va a desaparecer por sí mismo, ni entregará el poder, la única perspectiva que existe es su derrocamiento por la fuerza”

Francisco Martins Rodrígues es director de la revista comunista portuguesa Política Operária. Por su intensa actividad contra el fascismo fue encarcelado por la PIDE, la policía política de la dictadura portuguesa, cinco veces, con un total de doce años de cárcel. Fue uno de los célebres militantes comunistas fugados de la prisión de Peniche en enero de 1960.

Desde muy joven, participó activamente en la lucha por las libertades y el socialismo. Formó parte de la Comisión Ejecutiva del PCP entre 1961 y 1963. En ese mismo año, abandonó el partido, participando en la creación del Comité Marxista-Leninista Portugués, y del Frente de  Acción Popular. Tras el 25 de Abril contribuyó a la fundación de la Unión Democrática Popular (UDP), y posteriormente del Partido Comunista Reconstruido (PCR). En 1983 impulsa Política Operária.

Ha publicado diversos ensayos políticos, entre los que destacamos “Anti-Dimitrov. 1935-1985  meio século de derrotas da revolução” (1985); “O futuro era agora. O movimento popular do 25 de Abril” (1994); “Abril traído” (1999). Autor de docenas de artículos de opinión, gran amigo de la izquierda independentista galega, colabora asiduamente con la publicación periódica de Primeira Linha, Abrente, además de haber participado en las VI y VIII Jornadas Independentistas Galegas también organizadas por nuestro partido.

Primeira Linha en Rede, adelanta el contenido íntegro de la entrevista realizada por el camarada  Carlos Morais en Lisboa el pasado día 25 de agosto, y que forma parte del libro que bajo el título “O comunismo que aí vem” va a publicar Abrente Editora el próximo mes de noviembre. La entrevista es un documento de gran interés histórico y político para comprender algunas de las claves y significado del 25 de Abril portugués, como la historia y actualidad del movimiento revolucionario en Portugal, a través de uno de sus más cualificados protagonistas y teóricos.

Traducción al español realizada por Belém Grandal.

Naces hace 76 años, en 1927, en Moura, en el Alentejo. Cuál es el origen social de tu familia?

De la pequeña burguesía, mi padre era  oficial subalterno del ejército. Mi madre era hija de pequeños propietarios en Moura. Mi padre fue expulsado del ejército por ser opositor. Tuvieron seis hijos y hubo un agravamiento general de la situación económica en la familia. Tuvieron que emigrar para Lisboa cuando era aún muy joven. Mi padre encontró un empleo, mi madre estaba en casa con los hijos. Una vida con bastantes dificultades.

Estudiaste en Moura?

No, me vine con siete años para Lisboa. Estudié hasta los dieciséis años, cursé el antiguo sexto año del instituto, sin finalizar, y después me empleé en una librería. Fue el primer empleo que encontré, ahí estuve durante cuatro años. Más tarde fui a trabajar a la TAP como aprendiz de mecánico porque quería cambiar de profesión.

De qué año estamos hablando?

En el 48 fui a trabajar a la TAP, dónde estuve dos años. Fui encarcelado por la PIDE  por primera vez y expulsado de la TAP, a partir de ahí comencé mi vida más militante.

Ya tenías alguna vinculación orgánica con el PCP?

No. No se comenzaba nunca por el PC. Se comenzaba por las organizaciones periféricas. Había una organización de la juventud que se denominaba el MUD Juvenil, el Movimiento de la Unidad Democrática Juvenil. L@s jóvenes eran enviados allí, por lo tanto, me vinculé a ese movimiento y comencé a desarrollar mi militancia. Todo estaba bajo las directrices del partido.

Qué tipo de actividades llevaban a cabo?

Sobre todo de agitación. Pegar carteles, distribuir propaganda, pedir la amnistía para los presos políticos … A mi me detuvieron justamente porque en el MUD Juvenil decidimos realizar una concentración en la Avenida da Liberdade a  favor de la paz, contra la OTAN, pues Portugal había entrado en la OTAN. Realizamos la concentración y la PIDE estaba allí y detuvo a toda la gente. Estuve preso tres meses tras los que quedé en libertad.

Cuál era la capacidad de convocatoria?

Era pequeña, unas pocas decenas. Solamente conseguíamos desafiar a la policía. Era necesario tomar una actitud, era preciso reaccionar. El partido orientaba eso y tenía una preocupación grande en desarrollar una campaña contra la guerra, contra el peligro de una guerra atómica. Estábamos intentando sensibilizar a las personas y tenían que ser actos que llamasen la atención. No logró grandes resultados, porque la policía tenía la escuela de Salazar. La policía iba deteniendo a los grupos de personas cerca de la estatua a medida que iban llegando. Ni siquiera llegó a causar alguna alarma. Fue mi primera detención y prisión, y como además el empleo que tenía en la TAP era del Estado fui expulsado de la empresa.

Cómo fue el trato policial durante los tres meses de detención?

No fue muy malo. Estuve preso en Aljube. En ese tiempo no había integración con los prisioneros de delitos comunes. Antiguamente iban directamente a las comisarías de la policía. Nos llevaron para el Aljube que era la prisión de la PIDE y estuve allí unos tres meses. Estuve cerca de un mes en la celda de aislamiento. Era la principal forma de presión, aquellas celdas individuales que llamaban cajas. Y llamado al interrogatorio de la PIDE con cierta frecuencia, oíamos gritos, pero tortura propiamente, agresión, no hubo. En ese tiempo a los iniciados, a los más jóvenes la policía no les aplicaba el mismo trato que a los clandestinos, a los militantes ya conocidos por la PIDE. Consideraban que eran jóvenes aún un poco desnortados, y que era necesario comprobar si era posible su recuperación. Pero el contacto con los  otros presos del partido que allí estaban aún me entusiasmó más para proseguir.

Después de esta primera detención cuál fue la reacción de la familia?

Mi familia ya sabía que yo tenía militancia antes de estar preso. Estaba muy asustada, me suplicaban que dejase todo eso, que quedaría sin empleo. También porque mi hermano mayor ya había estado preso antes. Había estado preso por realizar unas pintadas en las paredes. Estuvo dieciocho meses en la prisión. Salió muy mal, quedó mentalmente deteriorado para toda la vida. Eso causó un traumatismo muy grande, sobre todo en mi madre. Estaba con recelo por si pudiera suceder lo mismo conmigo. Yo fui a visitarlo a la cárcel, para mi fue una cierta iniciación. Quise seguir el camino. No fue sólo por eso, pero tuvo un cierto efecto en mi. Mi familia vivía aterrorizada, andaba escondiendo libros, mi madre llegó a quemar papeles. Me enojaba con ella. Las personas vivían con terror “si viene la policía esto va todo aguas abajo”.

Sales de la prisión y encuentras un empleo

Así es. Fui preso en el año 50. Salí en marzo del 51. Encontré un empleo que era muy precario, con un mecánico de frigoríficos. Ganaba a comisión en una tienda que vendía frigoríficos. Pero duró solamente tres meses, de nuevo volví a militar en el MUD Juvenil. Como no había hecho ninguna declaración en la policía, me ofrecieron más responsabilidades, ¡claro!, y por lo tanto no tenía tiempo para nada. Me propusieron y yo acepté pasar a ser subsidiado por el MUD Juvenil para estar a tiempo completo. En el verano del 51 comencé a tener actividad a tiempo completo. Hubo en ese año 1951 unas elecciones a la Presidencia de la República. Fue presentado un candidato democrático, que era el profesor Rui Luís  Gomes. Claro, ya se sabía que las elecciones eran todas falsificadas, pero se aprovechaba para hacer propaganda durante aquel mes.

Cuándo se produce tu entrada en el PCP?

Fue precisamente en ese momento. Entro al PC, pero continúo a ser públicamente afiliado al MUD Juvenil, liberado del MUD Juvenil, llego hasta la Comisión Central. Los contactos en el partido eran muy espaciados, muy restringidos, en aquello que llamaban una fracción. Había un funcionario del partido que se reunía con un comunista del MUD Juvenil, en este caso era yo, con otro comunista del movimiento de la paz, con otro comunista del MND, el Movimiento Nacional Democrático -una fracción donde se reunía los comunistas que trabajaban en los frentes legales del partido. Eran unas reuniones muy esporádicas para evitar que pudiésemos ser detenidos y fuese vinculado el partido con esas organizaciones que se pretendían legales.

El MUD Juvenil siendo una organización impulsada por el PC, tenía otros sectores, de la burguesía liberal, o eran básicamente jóvenes sin cualquier vinculación a otras tendencias políticas?

 Inicialmente el MUD Juvenil fue el resultado de un acuerdo del partido con respublicanos y socialistas. Mario Soares  fue uno de los fundadores. Comenzó la Guerra Fría, comenzó la gran represión y toda esa gente abandonó. El MUD Juvenil comenzó teniendo veinte mil militantes en todo el país. Fue un éxito extraordinario en aquel ambiente del fin de la guerra y del convencimiento de las personas de que el fascismo iba a acabar. Cuando esas ilusiones desaparecen, cuando el ambiente cambió, aquello quedó sólo formado con jóvenes con simpatías comunistas.

Tu eras liberado del MUD Juvenil. Quién financiaba el movimiento, el PC?

No, el MUD Juvenil tenía medios propios, tenía su organización autónoma, sus fondos. Pulido Valente que yo conocí en ese momento, era uno de los militantes encargados de recoger fondos. Como era médico, de familia rica y conocía a muchos médicos, me llevó a los consultorios de aquellos médicos demócratas, gente de clase: “Vengo aquí a buscar una cuota”.

Me detuvieron otra vez a principios del 52, como dirigente y liberado del MUD Juvenil, porque hubo una reunión de la OTAN en Lisboa, en el Instituto Superior Técnico. La gente decidió hacer campaña, fuimos a realizar unas pintadas en las paredes del Instituto, editamos panfletos contra la reunión de la OTAN. La PIDE recogió huellas del sitio donde realizé los panfletos y me fueron a buscar a casa. Otra vez tres meses preso. Fue más o menos el mismo esquema, “Nunca tendrás cabeza, ahora vas al Tribunal”. Pero no fui, me otorgaron de nuevo la libertad condicional. Aquello también era una fantochada, obligado a presentarse cada quince días en la sede de la PIDE. Si no te presentabas no sucedía nada. Pasados seis meses, en noviembre de ese año 52, me apresaron de nuevo, por  hacer campaña contra la llegada a Lisboa del general Ridgway, el criminal de guerra bacteriológica en Corea. Para ellos era fácil porque yo continuaba a vivir en casa de mis padres. También un asunto de panfletos, yo siempre fui un gran agitador, hacer panfletos era mi responsabilidad. El trabajo fue realizado en una imprenta que quedaba en la calle de la sede de la PIDE y fui detenido.

Buen sitio!!

Pero yo no fui allí a buscar los panfletos. El dueño hacía panfletos para la oposición, pero hubo un empleado que me denunció a la PIDE. Estuve dos, tres meses preso por este motivo de la impresión de estos panfletos del MUD Juvenil. Ellos no sabían exactamente que responsabilidades yo tenía. Ya que yo no hacía declaración alguna. Nuestro programa era: “ Soy militante del MUD Juvenil, que es un movimiento legal y patriótico de la Juventud portuguesa, no tengo ninguna declaración que realizar”. Punto final.

El MUD Juvenil era legal en aquel momento?

El MUD Juvenil defendía su legalidad, había comenzado por ser legal. Era alegal. Estábamos recogiendo firmas para la paz en una gran campaña lanzada a raíz de la guerra en Corea. Íbamos a los barrios a recoger firmas a favor de la paz. En Francia era una cosa, pero en Portugal muchos jóvenes iban presos porque llamaban a las puertas de las casas: “¿No quiere firmas esto?”. “¿Pero esto está autorizado por el Gobierno?”. “No, esto es sólo para la paz, no es política”. Mucha gente firmaba, pero había personas que telefoneaban a la policía. ¡¡Una chica fue detenida con muchas firmas!! Hubo muchos jóvenes que fueron detenidos.  Yo también estuve en esa. Pero la prisión fue por los panfletos.

De manera que después de esa tercera prisión decidimos que no podía continuar en casa. Salí de casa con gran sufrimiento de mi madre, y pasé a vivir en habitaciones con nombres falsos, por Lisboa, y a desarrollar mi actividad normal, sólo que evitaba ir a la Baixa [comercial barrio histórico lisboeta], no se podía andar en los cafés. Andaba preparando la clandestinidad. Aquella era una fase de transición. El MUD juvenil consiguió seguir manteniendo actividad. Yo fui a reuniones a Marinha Grande, por ejemplo. Tenía allí un núcleo muy bueno de jóvenes, casi todos obreros, también en el Algarve, en Porto; en el Alentejo crearon núcleos de asalariados agrícolas. Estaban por lo tanto haciendo un trabajo que, yo creo, era interesante para intentar crear una raiz proletaria. Y era la orientación del partido. Dejar de ser aquel movimiento inicial que era muy estudiantil y pasar a ser un movimiento con raíces en la juventud trabajadora.

En el año 53, continuaba con esa actividad y el partido decidió que yo debía ser liberado. Pero tenía un problema, estaba enfermo de los pulmones, era tuberculoso, y además era algo crónico, y con los dos últimos encarcelamientos la enfermedad se agravó, estuve en la enfermería del Aljube debido a este problema. Así que decidieron que no podía ser liberado con ese estado de salud, por  lo tanto la primera cosa que debía llevar a cabo sería un tratamiento serio, de manera que a través de un médico que trabajaba para el partido consiguieron mi internamiento en el hospital y allí estuve durante nueve meses internado. Buena parte del año 54 estuve internado en el hospital.

Fue un buen tratamiento, y salí curado en octubre del 54. En ese momento tenía relaciones con una chica que también era del MUD Juvenil y que había estado presa dos veces. Habíamos  pensado casarnos. La dirección del partido decidió acelerar todo ese asunto, y tras salir del hospital nos llevaron a sitios escondidos, fuera de la ciudad.

Estuvieron conversando con distintas personas, con ella sobre todo para convencerla que se casara y viniera conmigo a la clandestinidad. Ella no era comunista, no era del partido, y no era su intención, aunque ya hubiese sido detenida y presa dos veces y fuese muy activista del MUD Juvenil. Hubo algo de chantaje, nos casamos y vino conmigo, marchamos a una casa del partido que alquilamos en una aldea de los alrededores de Lisboa. Pasé a una nueva fase.

En el MUD Juvenil estaba siempre siendo perseguido, había prisiones, pero la gente convivía bastante, hablábamos unos con otros. Aquellas reuniones del MUD Juvenil eran muy agitadas y había mucha discusión. En el partido aquello fue como caer en un pozo. Había un aislamiento muy grande por razones conspirativas y por la propia manera de funcionamiento del partido.

Yo y mi compañera estábamos en una casa que sólo nuestro controlador conocía. Yo estaba encargado de reunirme con jóvenes que estaban en el MUD Juvenil. También comencé a tener contactos con intelectuales del partido. Pero eran reuniones muy espaciadas, muy secretas, con muchas cautelas. Las posibilidades de discusión, de contactos, eran reducidísimas. Los liberados no podían aparecer em plena luz del día, venían de noche, no podían ir en transportes públicos. Si tenían que trasladarse en la ciudad era sólo en taxi,  o a pie por sitios discretos, todo muy secreto.

Y mi compañera quedaba allí en casa. Para evitar los peligros de localización de las casas estaba programado de tal manera que yo podía estar quince días o tres semanas cerrado en casa, y después salía una semana para ir a varios sitios, después  regresaba de nuevo, para evitar muchas idas y venidas. Para mi compañera, durante esa semana que quedaba sóla, era muy estresante (lo que Ana Barradas habla en las Clandestinas, sobre todo para una persona que se había sentido, en cierta manera, empujada. Iba hasta allí el controlador, a casa,  para llevar a cabo unas discusiones políticas con nosotros.

Ella realizaba los trabajos con la máquina de escribir, se pasaban a máquina las noticias de Radio Moscú, papeles del partido. En el año 56, nosotros estábamos en una imprenta del partido, aquí en Lisboa. Éramos cinco en una casa imprimiendo los materiales del XX congreso del PCUS. Aquello dió lugar a una cierta discusión. Yo quedé con ciertas dudas, pero confieso que acepté. Pero Carreira, secretario de la célula, un antiguo obrero de Marinha Grande, era de ojo más vivo, comenzó a oler aquella conversación a social-democracia. Pedimos una discusión con la dirección, fue Fogaça a discutir con nosotros, era un elemento del Comité Central, y nos explicó que el viraje del XX Congreso era bueno.

A continuación apareció en los periódicos el relatorio secreto de Kruchev. “Eso es todo mentira, no crean en eso, no existe nada de eso”. Hubo así una serie de agitaciones. A principios del año 57 me apresaron de nuevo en una calle de Lisboa, por la noche, en un encuentro, entregado descaradamente por un provocador infiltrado en el partido.

Es la cuarta prisión

Sí, es la cuarta vez. Y a mi compañera la apresaron en casa. Nunca se llegó a saber como eso había sucedido, pero debíamos estar localizados. Ellos ya sabían o calculaban que yo era liberado del partido, pero no me dieron un trato violento. Estuve mucho tiempo en aislamiento en las celdas, muchos interrogatorios, y tras un año fui al Tribunal en el que me impusieron tres años más las medidas de seguridad, que era aquel régimen,  y tras finalizar la pena impuesta iría de nuevo ante el juez y si éste consideraba que no estaba “recuperado para una vida honesta”, continuaría con medidas de seguiridad de seis meses a tres años más.

Intenté hacer un discurso político que era la norma en el tribunal, pero la policía me sacó de la sala. El juez colaboraba con la policía, una fantochada, llenaban la sala con pides fingiendo que era la asistencia. Sólo dejaban entrar a media docena de personas de la familia de los presos y después el resto eran todo pides, no dejaban entrar a nadie más para asistir al juicio. Tras ser condenado fui para el fuerte de Peniche. Aljube, Caxias, Peniche, era el recorrido.

En Peniche conocí por ese entonces a una serie de dirigentes del partido que tuvieron una cierta influencia en mi: Álvaro Cunhal, Chico Miguel, Jaime Serra, y otros…

Estábamos en un ala nueva que ellos habían construido, de máxima seguridad, donde pusieron a Cunhal, sólo dirigentes del Partido y no sé por qué yo estaba y cuatro más que no formábamos parte de la dirección del partido, eran liberados pero no pertenecían a la dirección. Los otros siete u ocho eran dirigentes permanentes que pasaban la vida en la clandestiniidad y en las cárceles, salían y entraban. Chico Miguel ya había cumplido veinte años de cárcel. A pesar de que el régimen era muy severo y de la gran vigilancia que existía, había posibilidades de discutir temas, de pensar, y creo que fue en ese momento que comenzó un poco a germinar mi insatisfacción con el partido, con la línea del partido, porque aquello no tenía nada que ver con el leninismo. No puse problemas de manera que hubiera cualquier tipo de conflictos, pero comencé a cuestionar muchos temas en ese momento.

En la prisión teníais reuniones, discusiones, formación…

Estábamos en celdas individuales, era el régimen de prisión celular, y  los contactos eran muy controlados porque los pides precisamente decían: “Peniche es vuestra universidad, no queremos aquí universidades”, intentaban controlar lo más posible para que los más viejos no transmitiesen a los más jóvenes. Íbamos todos juntos al comedor, pero no nos dejaban hablar. Íbamos al recreo, que era una hora al día, y ahí ellos no podían impedir que la gente hablase. Íbamos en grupos de dos, unos andábamos para un lado, otros para otro, y el guardia intentaba oír las conversaciones todas. Y teníamos unos pequeños trabajos para realizar, pelar patatas, cargar leña, con las que también conversábamos. Otros trabajos no aceptábamos. La ley de prisiones era que los “criminales” se debían regenerar por el trabajo, pero la gente no aceptaba.

Peniche era la prisión política más dura

Peniche es una fortaleza antigua, a orillas del mar, a medio camino entre Lisboa y Coimbra. Instalaron allí una prisión que durante el fascismo fue siempre usada como prisión para los políticos. Sobre todo para los que tenían penas más largas. Cuando eran peras correccionales de hasta dos años no iban a Peniche. Podías estar preso hasta seis meses sin ningún tipo de juicio; en caso de reincidir podías ir a un tribunal, y condenado a un año, 18 meses, hasta dos años, era la pena correccional y quedaba en Caxias. Si pasaba a ser un  incorregible, un “profesional”, entonces si la condena era de más de tres años iba a Peniche. En ese momento tenía cien presos, no había mucha gente. Nosotros en nuestra ala éramos sólo doce, trece… Las alas estaban separadas unas de las otras y la fuga fue del ala donde yo estaba. Hubo tres que no vinieron.

La fuga fue el 3 de enero de 1960

Exactamente.

Cómo fue organizada? Los objetivos eran sacar de la prisión a Álvaro Cunhal y a otros dirigentes del PCP

Cunhal, Chico Miguel sobre todo, dos dirigentes históricos del partido. Aquello fue, claro, preparado con gran secreto. En Caxias hubo presos que hablaron con GNRs que estaban de guardia. Caxias era una prisión de la PIDE, administrada por los propios pides, pero era un gran desastre.

Los presos tenían la posibilidad de hablar con los GNRs, cosa que en Peniche era imposible, y comenzaron a hablar con un tipo sobre la posibilidad de ayudar a Cunhal a salir de la cárcel. Quedaron con el contacto, un funcionario de fuera buscó a alguien y comenzó a tener conversaciones con él, negociando el dinero que quería. Se aguardó al momento oportuno, eran colocados un mes en Caxias, después de un mes a Peniche… Le fue entregado el frasco con cloroformo que por una ventana pasó a dentro de la celda neutralizando al guardia que con nosotros estaba. Estábamos sólo doce, trece hombres…, con un guardia, el que facilitó las cosas.

El GNR no sabía que saldría tanta gente, pensaba que sólo era Cunhal y quedó sorprendido, pero tuvo que llevarse a todos. Fuimos cerca de un torreón del fuerte y descendimos por sábanas hasta abajo, saltamos un muro, llegando de noche hasta el pueblo, a oscuras, aquello estaba mal iluminado, nadie vio nada. En el pueblo había unos coches esperándonos y nos vinimos a Lisboa con calma. Todo se desarrolló perfectamente. Sólo se percataron a la hora de cambio de guardia, a las 9 de la noche. La fuga fue entre las siete y media y las ocho, en invierno, ya estaba oscuro. Encontraron al guardia atado y nosotros ya habíamos desaparecido. Salieron noticias en los periódicos, a pesar de que no solían hablar de eso y se distribuyeron nuestras fotografías por todas las comisarías de la policía.

Cuántos os fugasteis?

Nos fugamos diez presos, además del guardia. Pasados unos meses detuvieron a Chico Miguel intentando pasar la frontera. Intentaban detener a Cunhal, pero no lo consiguieron, después llegó hasta la Unión Soviética. La dirección del partido decidió que aquellos que habían huido, por esa gran búsqueda de la policía, debían estar ocultos un tiempo para no ser presos de nuevo, lo que sería una derrota. Me enviaron a una imprenta del partido, otra vez, en la periferia de Lisboa, próximo a Carnide. Una vivienda pequeña, en donde vivía un matrimonio con una niña que también trabajaba. Estuve allí casi un año encerrado, encerradísimo, no podía ni siquiera asomarme a la ventana, ni ser visto, ni oído, porque nadie debía saber que yo estaba dentro de la casa. Imprimí panfletos, ya había aprendido a componer, todo se hacía al modo antiguo.

Esas temporadas de clandestino cerrado en una casa eran muy duras al no tener relación prácticamente con nadie, salvo con los de casa.

Yo ahora, mirando atrás no creo que fuese algo muy duro porque estaba mentalizado para esto. La preocupación permanente era evitar ser localizados por la policía, evitar la caída de las casas del partido. Había una gran preocupación en cumplir las reglas. Estábamos en un ambiente  muy militante por lo que no sentí que fuese una cosa muy dura. Estaba separado de mi compañera, ella estuvo más de dos años presa. En ese momento ya había salido, tuvo un hijo en la cárcel, el niño estuvo allí hasta cumplir los dos años, después fue obligado a salir para permanecer con sus abuelos. Cuando cumplió la pena, vino para casa con el niño, pero yo estaba alejado de ella, claro. Fue más tarde cuando volví de nuevo a reunirme con ella.

Para mi lo más duro en esa vida era la ausencia de debate, reuniones casi exclusivamente ocupadas con asuntos conspirativos y organizativos. Teníamos muchas dificultades económicas, nos daban cierto dinero como salario o no, depende, se comía mal, sobre todo para las compañeras de las casas de como debían administrar aquel dinero para llegar hasta fin de mes. Lo que podía haber quedado con algo traumático de esos años, para mi, fue el andar en la calle, aquella sensación de siempre ser seguido, si sería localizado, la responsabilidad de los encuentros con los camaradas. Acabas interiorizando aquella preocupación.

Después de esto, me enviaron al Comité Local de Lisboa. En mayo de 1961 fui cooptado como miembro suplente del Comité Central. Poco después continué con tareas de responsabilidad en la margen sur. Caía un liberado e iba a sustituirlo. Había que cambiar de casa de repente, porque había sospechas de la localización por parte de la policía. Así andaba todo, con contínuos cambios de vivienda. Eran muchas energías desgastadas en la defensa de la propia clandestinidad, eso era un peso tremendo para el partido que tenía decenas de liberados por todo el país. Aquello era un gran engranaje diabólico para evitar ser detenido por la PIDE.

En fin, en el año 1961 hay un gran golpe policial en la dirección del partido, son presos una serie de dirigentes, todos el mismo día, por razones que desconozco. En enero soy convocado de emergencia para ir a la Comisión Ejecutiva del Comité Central, así de manera inesperada.

Era el máximo organismo en el interior del país?

Lo máximo era el Secretariado, dos en el exterior y uno aquí dentro.  Este en el interior era Blanqui Teixeira que a su vez formaba con dos más la Comisión Ejecutiva orientando al partido en el interior. Esta  Comisión Ejecutiva estaba formada por Blanqui Teixeira, Alexandre Castanheira, y yo, esto en el 1962 y parte del 63.

Fue una sorpresa para ti entrar de repente en ese organismo.

Fue, y protesté. Fue Días Lourenço quien vino a hablar conmigo. Yo dije que era un absurdo, “yo no tenía rodaje”, “experiencia suficiente”. “No, tienes que estar tranquilo, tienes que tener confianza en los camaradas, ellos si confian en que puedes, es porque puedes”. Era una situación de emergencia, fue una cosa muy infrecuente, casi al mismo tiempo detenían cinco o seis dirigentes centrales del partido, y dos o tres liberados más. Parece que llevaban coches con matrículas falsas, y que la policía tendría localizadas en las instalaciones del Registro de automóviles dichas matrículas. Fue lo que se dijo: cogió un coche y luego los otros. Bueno, de hecho el partido fue auténticamente decapitado a fines del 61. ¿En esa situación, que iba a decir yo? “De acuerdo, paciencia”. Pero aquello duró pocos meses.

La Comisión Ejecutiva tenía que tratar de todo el país, se dividía en tres partes, cada una trataba de una parte. Yo tendría que reunirme con el Comité Regional de la margen sur del Tajo, con otro de los alrededores de Lisboa. Pero siempre con reuniones muy espaciadas, de más de un mes, o incluso dos meses, con una discusión política muy restringida y una discusión de la situación organizativa -como están los liberados, como está la defensa, como están los fondos-, muy desarrollada, muy pormenorizada.

Uno de esos tres ejercía de hecho de Secretario  General en el interior. Cunhal estaba fuera.

Blanqui Teixeira era el elemento preponderante de esa Comisión Ejecutiva, él era quien dirigía, quien recibía el contacto de fuera. Nosotros éramos sus ayudantes.

¿Vosotros en la práctica marcábais la línea y la orientación política del partido del día a día, o venían todas las orientaciones del exterior?

Si, nosotros marcábamos la línea. Venían pocas orientaciones del exterior, eran ideas generales, las vinculaciones con la Unión Soviética, los problemas internacionales. El interior tenía que ser resuelto por el interior que era quien tenía el conocimiento de estos temas: escribir los manifiestos del partido, tratar del Avante-yo durante un tiempo trabajé en la redacción del Avante, había un núcleo que escribía el Avante, tenía que asegurarse que el Avante saliese a la calle en el momento indicado, siempre con la línea del partido – y problemas que surgían en la lucha de masas a las que el partido tenía que dar respuesta. Hubo en ese período, en el año 62, una manifestación del primero de Mayo en Lisboa, en que el partido tuvo un papel importante. Una manifestación combativa, con choques con la policía, algo fuera de lo normal.

Antes de entrar en la Comisión Ejecutiva, en los años 60 y 61, había comenzado a escribir cartas al Comité Central, a poner los problemas que había estado más o menos a “maquinar” en cuanto había estado preso, básicamente referidos a la idea de la necesidad de apoyo que la clase obrera necesita de la burguesía republicana, porque “sin eso no se va a ningún lado”. Por lo tanto el problema de la alianza obrero-campesino era teórico. Había un trabajo agrario, si, pero en los asalariados rurales del Alentejo, que eran proletarios. Pero bien, aquella idea de la alianza del proletariado con el pequeño campesinado nunca pasó a la práctica, porque era muy difícil.

¿Te refieres al campesinado del Centro y del Norte?

Si, y del Algarve. En todo el país había un campesinado enorme bajo la influencia de la Iglesia y que era un apoyo a la dictadura. Yo cuestionaba que el partido no seguía la línea leninista. Criticaba que el partido hablase de un levantamiento nacional con el  apoyo de los oficiales patriotas como señal para un golpe de estado. El partido no defendía la insurrección popular armada. Y después el problema de la guerra colonial comenzó en el año 1961. Ya hable de eso, ciertamente. Cuando comenzó la guerra colonial, me encargaron escribir, lo envié a la imprenta, pero no se llegó a distribuir porque decían que era “demasiado rojo”, hablaba de hacer un llamamiento a los obreros, agricultores, soldados para contribuir a que nuestro propio gobierno fuera derrotado en la guerra colonial, aquel llamamiento leninista. Retiraron el manifiesto. Hubo una discusión, que en el manifiesto no estaba el espíritu del partido, que era hacer un llamamiento a todas las fuerzas patrióticas para poner fin a la guerra. El partido, a pesar de se el más a la izquierda que había, inicialmente tuvo una posición vacilante sobre la guerra colonial, con miedo, precisamente de aislarse de los demócratas. Había una campaña histérica contra los “terroristas” de Angola, que mataron a una serie de colonos, y los demócratas acababan de alinearse. Los demócratas tenían miedo de ser perseguidos por la PIDE y el partido tenía miedo de aislarse de los demócratas. Acaba por ir todo en el mismo cortejo. Pero, en fin, el partido defendía la independencia, era la única fuerza que defendía eso, pero en términos solamente de demócratas moderados.

La historia de ese manifiesto que fue rechazado, escribiendo después Cunhal otro, me marcó bastante porque sentí claramente que esta era una línea diferente. “Si estos tipos creen que esto no puede pasar, hay algo que aquí no encaja”.

Pero poco después ya eras miembro efectivo. ¿No exponías tus críticas en las reuniones del Comité  Central, o es que no había reuniones?

Tuvimos dos reuniones en tres años. Asistían alrededor de diez personas, nunca iban todos los que estaban dentro. Por un lado estaban los de fuera y los que estaban aquí dentro nunca asistían todos como medida de protección. Esta situación ejercía una gran limitación a cualquier discusión. Expuse ahí ciertas cuestiones que no tuvieron ninguna respuesta y dentro de la Comisión Ejecutiva, ya no por carta, exigí un debate sobre la línea del partido. Había mandado un número importante de cartas, seis, siete, ocho…, que no habían tenido alguna respuesta. Hubo un investigador que estaba realizando una historia del PC que me dio una copia de una de esas cartas que encontró en la Torre del Tombo.

Se llevó a cabo en aquel momento una reunión especial de la Comisión Ejecutiva para discutir. Primero era sobre China, yo decía que los camaradas chinos decían cosas muy acertadas, y ¿cuál era el motivo de que la gente estuviera en contra de ellos? Cunhal, desde el exterior, había enviado un documento para publicar lo que era una crítica, sin citar ninguna crítica a China y un alineamiento incondicionnal con la Unión Soviética:  “Aquellos que quieren provocar la guerra atómica están locos”. Era una indirecta a  China y a Mao-Tse-Tung.

¿Cuál era tu vía de contacto con las posiciones de China?

A través de radio Pequín. Leían aquellos documentos íntegros, no era nada propio de un programa de radio, “Continua mañana”, era una cosa increíble. El primer documento se llamaba Viva el Leninismo, que me influenció bastante, el otro eran las Divergencias entre el camarada Togliatti y nosotros, para debatir con los italianos, las divergencias entre el camarada Thorez y nosotros, para debatir en el PCF. Aquí había un gran respeto por el PCF que proporcionaba apoyo al partido portugués. Pero la crítica de los chinos acertaba en todo, comenzaba haciendo historia de las posiciones chauvinistas del partido francés, el cambio de rumbo de Tito en Yugoslavia hacia el  lado Occidental y de ahí hacia el exterior. Fue como si me diesen un golpe en la cabeza.

Acabó por haber esa discusión con los otros dos de la Comisión Ejecutiva. Estuvimos un día entero, partiéndonos la cabeza, y no llegamos a ninguna conclusión. Sólo sirvió para sentirme más distante con los argumentos que ellos exponían. “La insurrección en la revolución antifascista es absurdo”. “Primero tenemos que ir hacia la democracia, después el partido se legaliza, siendo legal hace propaganda, va a crecer, hoy en día ya se puede pensar en un cambio pacífico al socialismo”.

Ahora ya no defendían el derrocamiento pacífico del fascismo. El partido llegó a defender eso, cuando Cunhal estaba preso, el PCP lo defendió, enfeudado al partido español, el distanciamiento pacífico de Salazar. Aquello fue una desgracia total, el partido perdió mucha gente. Cuando Cunhal salió criticó eso, que era una línea derechista, pero en la perspectiva de llevar a cabo el levantamiento con los militares patriotas, y de la entrada en la democracia burguesa y “después óptimamente dispuestos a avanzar pacíficamente al socialismo”. Toda la discusión fue centrada en ese punto, no se llegó a ninguna conclusión. Yo vi que no había ninguna hipótesis y ellos se quejaban: “Tenemos tantos asuntos para resolver y estamos perdiendo el tiempo con estos debates”. Posteriormente comunicaron que el camarada Cunhal había dicho que debería ir yo a Moscú, para ver la Unión Soviética, porque estaba lleno de incomprensiones y tenía que clarificarlas.

¿Tus contactos con Cunhal sólo habían sido en la cárcel?

Sí, en la prisión. Posteriormente estuve con él en dos reuniones antes de él salir al extranjero. Una fue para discutir la cuestión de la juventud y la otra y no recuerdo qué discusión. No tenía contactos frecuentes con él.

En el verano del 63 decidieron que yo saliese del país, iba a desarrollarse una reunión del Comité Central en el exterior, en Moscú, y yo iba allí, por un lado a llevar un relatorio de la actividad de la Comisión Ejecutiva, por otro lado para discutir mis “incomprensiones”.

Pasé clandestinamente la frontera, fui a París, de ahí a Praga y por último a Moscú. Estaba allí Cunhal y Chico Miguel. Fui acompañado de un liberado del partido en el Alentejo y de la hija de otro liberado que iba allí a una escuela de formación del partido. Tenían un aparato de fronteras que funcionaba muy bien, pasé allí cerca de Montalegre. Iba un matrimonio en coche, todo legal, pasaba normalmente, iban a esperarnos a una aldea galega, el pasante, nos pasaba y entrábamos en el coche con pasaportes falsos. A partir de la entrada en España todo era legal. Con sellos. Ese que ellos mataron, el Dias Coelho, era del aparato de fronteras, un artista plástico, una buena persona que conocí en el MUD Juvenil, era liberado del partido, era un artista haciendo sellos, carnets de conducir, carnets de identidad, pasaportes falsos. Si  había quien robara los impresos, él hacía el resto.

A  Moscú llegó en el verano del 63. Junio, julio, no sé muy bien, fuimos fuera de la ciudad, en una gran fortaleza en que había residido el camarada Stalin, con guardias armados en la puerta, muros muy altos, allí dentro con viviendas y  una quinta enorme, que nos fue cedida graciosamente por el partido soviético a los camaradas portugueses para realizar su reunión. Me presenté al relatorio de la Comisión Ejecutiva que había sido realizada a tiempo por Blanqui, di las informaciones, después hubo un punto en que discutí divergencias, que no fue muy extenso, yo iba con la expectativa del apoyo de Chico Miguel, que era el hombre más izquierdista del Comité  Central. No apoyó nada, nadie me apoyó, dijeron que yo estaba con ideas equivocadas, que los camaradas soviéticos eran siempre los camaradas soviéticos.

¿Cunhal tenía peso en el debate o estaba al margen?

Cunhal tenía muchísimo peso. Era indiscutible. Desde que había salido de la cárcel tomó la dirección de todo aquello. Aceptó naturalmente porque era la única persona con un gran bagaje ideológico. Había otro con bastante bagaje que era Fogaça, que estuvo a la cabeza del Comité Central mientras Cunhal estuvo preso. Pero más tarde fue expulsado, era conocido desde hacía muchos años por sus tendencias derechistas. Fue expulsado porque era homosexual. Los otros miembros todos del Comité Central eran hombres de la clandestinidad, muchos de origen obrero, muy duros, muy experimentados en el trabajo clandestino, pero políticamente con poca capacidad.  Cunhal era quien escribía, quien corregía.

Después de tres día discutiendo, decidieron que yo saldría de la Comisión Ejecutivia, que quedaba únicamente como miembro del Comité Central, que debía salir del país, quedaría fuera debido a mis divergencias, veían peligro por si pudiera comenzar a realizar alguna actividad de fraccionamiento del partido. Para evitar esto debía quedar fuera. De inmediato, yo debía dar un paseo por la Unión Soviética con Chico Miguel para ver las realidades del socialismo y percatarme de que las cosas no eran como yo pensaba.

¿Aceptaste con naturalidad esta decisión?

Sí, sí. Creo que estaba esperando esa decisión. No creí que fuese nada extraordinario.  Ellos dijeron: quedas aquí fuera, tu compañera vendrá contigo, no hay ningún problema, rehaces tu vida. Yo ya tenía en ese momento dos hijos. Yo recuerdo decir que no me interesaba estar en el extranjero, que yo quería desarrollar mi actividad en el partido, como ellos sabían muy bien, no tenía intención alguna de realizar cualquier fraccionamiento.

“No!, eso piensan las personas, pero después…” Fue entonces que algunos propusieron que yo debía quedar en Moscú siendo secretario de Cunhal, porque él necesitaba un asesor, tenía muchas tareas, muchas cosas. Pero Cunhal dijo que no quería. “El camarada está diciendo que yo soy un oportunista, ahora no quedo tranquilo trabajando con él”.

Tras la reunión intenté hablar con Cunhal pero él no lo permitió. En el hotel donde me hospedaba, que era un hotel para los aparatchiks extranjeros invitados. “No, ya discutimos todo lo que se tenía que discutir en la reunión, no quiero discutir nada más”. Me daba papeles de Yugoslavia, de Tito para leer. “Ves, como no es así tan malo como tu piensas”.

En Moscú, cuando ellos hablaban de quedar allí, yo fui buscando la embajada china. Los acompañantes no me dejaban sólo nunca, una paranoya. Un funcionario soviético permanente de servicio para cada uno. ¡No me soltaban! Comía conmigo, salía conmigo. Conseguí huir de él, subí al metro y fui hasta la embajada china pensando en huir para allí en el caso que tuviese que quedar en Moscú. Los pasaportes falsos que traíamos habían sido entregados. No teníamos papeles para irnos de momento.

Finalmente fui dar una vuelta con Chico Miguel, ver aquellas maravillas, comer en banquetes, pasear, después fuimos al Mar Negro a aquellos sanatorios donde se iban a pasar las vacaciones. Chico Miguel discutía conmigo, pero estaba convertido a los “camaradas soviéticos”. Anduvimos um mes paseando. En octubre vine a Francia, a París. Fui integrado en la organización del partido en París, en octubre o noviembre de 1963. No duró ni un mes. Fui a la reunión extensa, estaban allí una serie de militantes a criticar la  línea del partido a causa de la guerra colonial. Había muchos que huían para no ir a la guerra, que desertaban e iban a Francia.

En esta época una parte de la izquierda francesa ya estaba influenciada por las posiciones maoístas.

Sí, sin. Más tarde fue aún mucho más. Pero ya había parte de ese ambiente posterior. También el ambiente del guevarismo, Cuba…

En Portugal este ambiente existía.

Sí, lo hubo. Yo, en el partido lo sentí. Con Cuba hay una cierta proximidad. América Latina… Hubo discusiones a las cuales yo no asistí, decían: “Al final el partiio comunista cubano fue una mierda, no hizo nada, y la guerrilla fue quien derribó al fascismo. La gente debería hacer lo mismo”.

Pues en esa reunión de París, también hubo críticas a la línea del partido. Yo capté despúes a un tipo que estaba allí, que ya conocía aquí dentro, de la clandestinidad, que era un oficial del ejército que había huido. Después de la reunión contacté con él y le conté qué sucedía y quedó muy entusiasmado. Comencé a hablar con otros. Fue cuando supe que Rui, Pulido y otros estaban en Argelia y en disidencia con el partido. Les escribimos y abandoné el PCP. Yo aún era liberado del partido y miembro del  Comité Central. Ellos me habían ubicado en una casa que abandoné con algunos archivos y una máquina de escribir. Después fui acusado de haber robado “bienes del partido”.

Fui a vivir a una habitación de un camarada y trabajar a una fábrica en París, pero duró poco tiempo. Mientras tanto llegó Pulido y Rui de Argelia y pasé a ser profesional del nuevo Comité Marxista-Leninista.

Como fue la fundación del CMLP?

Éramos veinte y tantas personas y se formó un núcleo central de cinco o seis. La primera cosa que hicimos fue formar en enero la FAP, el Frente de Acción Popular con la intención de luchar contra la guerra colonial. En marzo formamos el  CMLP y comenzamos a editar Revolucão Popular, que era su órgano.

La FAP editó muy irregularmente un modesto periódico que era la Acção Popular, con una orientación más de agitación. La FAP pretendía ser un frente de acción popular contra la guerra y contra el fascismo en aquel medio de los emigrantes portugueses en Francia. Fue la primera reacción en el sentido de intentar involucrar a personas del partido y próximas al partido. No tuvo mucho éxito porque sólo agregó a marxistas que ya estaban en esa posición.

Con la impresión del primer número de la Revolucão Popular comenzamos a intentar llevar a cabo esa ruptura con la línea del partido. Los dirigentes del partido en París aún me llamaron, eran dos miembros del Comité Central, enviaron recados porque querían hablar conmigo, hicieron unas intimidacionres para que volviera al partido, que mandarían venir a mi compañera e iríamos todos para Praga, y que yo podía tener una vida tranquila si no quería ser del partido, y demás. Respondía que ni pensaran tal cosa.

¿Revolucão Popular era distribuida en los círculos del París o también entraba en Portugal?

Algunos eran traídos a Portugal por emigrantes, pero era bastante restringido. Circulaba allí, enviábamos por Correo a domicilios que teníamos, pero una cosa bastante incipiente. La FAP comenzó a echar algunas raíces en Portugal, en el medio estudiantil.

Bueno, nosotros comenzamos después a pensar en venirnos para Portugal, porque estar en París hablando mal del PC que estaba aquí en la clandestinidad no era muy correcto. Vino Pulido primero con documentos falsos, haciendo contactos aquí en Portugal pero no tuvo muy buenos resultados. El PC supo, publicó una noticia en el Avante, produjo cierto escándalo: “Cuidado con ellos, andan ahí unos provocadores, Pulido y otro enemiigos del partido”. Por lo tanto la policía se enteró por el Avante que ellos estaban en el interior del país. Mucha gente del partido protestó y condenó ese hecho. Como Pulido no tuvo mucho éxito volvió a París. Después, en el 1965 vinimos él, Rui y yo.

Mientras tanto, fui a China y fui a Albania. Aún no había embajada china en París, pero grupos disidentes me ayudaron buscándome un contacto y fui a Berna, a la embajada en Suiza. Estuve un día completo. Me estuvieron haciendo muchas preguntas, el embajador, y a tomar nota de todo. No sabian quien podía ser yo. Ellos eran acosados por muchos provocadores. Allí di todos los datos para saber que yo era el mismo dirigente del PCP, que había salido.

Al poco tiempo me enviaron una invitación para ir a China. Fui a China en el verano del año 64, hacía un calor horrible en Pequín, fui muy bien recibido. Muchas conversaciones, estuve allí poco tiempo, porque tenía mucha prisa. No sé si fueron alrededor de quince días o tres semanas. Estaba ansioso por volver a Portugal.

Estuve en Pequín, en Shanghai, en Cantón, haciendo visitas a las fábricas. Sobre todo muchas conversaciones, me gustó mucho. Andábamos siempre en debates, en los jardines, en la calle, en todos los lados. Los funcionarios tenían aquello muy sistematizado, estilo chino, las ideas bien organizadas, para todo tienen una fórmula.

La historia de la revolución china que yo conocía muy mal, que estaba en el museo, aquello fue de hecho espectacular, impresionante. La historia toda pormenorizada, de las campañas, de la Larga Marcha. Pues bien, fue todo óptimo pero yo quería volver enseguida para Portugal.

¿Los contactos con el PCCH a qué nivel estaban?

No podría decirte. En una ocasión vino un elemento del Comité Central, no sé quien era. Nunca fue de alto nivel. Porque yo iba nada más como una persona que había abandonado el PCP.

¿Ante la ausencia de contactos en Portugal, China apuesta por ti para crear una corriente?

Sí, una corriente. Ellos en ese momento estaban claramente a favor de eso. Yo encontré allí belgas, franceses, estaban intentando penetrar en Europa. El PC belga tuvo una escisión, fue el único en Europa en que los pro-chinos ganaron una buena parte, toda la federación de Bruselas rompió con los otros y formaron un nuevo partido, que era cabeza de los pro-chinos aquí en Europa.

Sobre todo lo que había que hacer, yo les exponía mis ideas, y los funcionarios daban buenos consejos de que era necesario primero acumular fuerzas para poder intervenir contra la guerra colonial, contra el fascismo. Pero yo estaba con una ansiedad muy grande: ” Salí del PC y ¿ahora quedo en el extranjero a decir que el PC es una gran mierda?”. Ya había visto muchos liberados haciendo lo mismo, estaba con una gran preocupación porque quería pasar a la acción. Por lo tanto fui sólo a organizar el mínimo de condiciones, pasaportes falsos y todo lo demás, para regresar a Portugal.

¿Pero antes vas a Albania?

Fui a Albania tras ir a China, ya no sé en qué momento también vino una invitación para ir a Albania. Fui con otro camarada del CMLP. El ambiente era mucho más cerrado. El tío hacía lo posible por adherirse porque la línea era correcta, hacían unos ataques violentísimos a Kruchov y a Tito, y decían verdades, pero el ambiente!! No sólo se veía un país pobre, lo que era normal, sino que había una distancia enorme entre los burócratas y la masa y la conversación de los cuadros era sólamente repetir fórmulas, para no salir de la línea justa…

¿Esa sensación no la encontraste en China?

De ninguna manera. En China en ese momento, cuando estuve, había un clima de confianza en las personas, simplicidad al tratar con los cuadros del partido, los cuadros con las personas. Íbamos al mercado, íbamos al cine, íbamos de aquí para allá, se establecían conversaciones, no veía aquel miedo y desconfianza que existía en otros países. Yo fui a las fábricas en la Unión Soviética y se veía a los obreros haciendo comentarios unos con otros en un tono agradable, cuando nos veían entrar con los burócratas. En China también me parecía observar esta confianza, el poder aún no estaba aislado de la masa. La revolución con todas aquellas primeras conquistas, aún era reciente. Después la cosa comienza a decaer, pero poco a poco, Pero, claro, no llegué a estar tres semanas, son impresiones de viaje, no conocía la lengua.

En Albania también estuve poco tiempo, tal vez quince días. Tuvimos nuestros debates, no fueron nada activos en el sentido de influenciarnos para avanzar. Lo que ellos querían era hablar de su posición y justificar su posición, y nuestro apoyo. Los chinos también eran bastante cuidadosos, pero había un interés por conocer qué sucedía en Portugal, que íbamos a hacer. Los albaneses eran menos interesados en eso y más interesados en ganar apoyos externos. En fin, los chinos preguntaron que era lo que yo quería como apoyo.. Yo no quería aparecer en el papel de un mercenario: “No, unos folletos y ta … para que la gente distribuyera”. Pasaron a enviar toneladas de aquellos folletos, en español, en francés.

Después llevamos a cabo unas reuniones en París, comenzamos a preparar nuestra vuelta para aquí. Todo muy activo, buen ambiente, toda aquel personal que se adhirió al CMLP, pero éramos pocos. De la comunidad que estaba vinculada al partido anduve hablando con varios, pero no hubo nadie que nos apoyase. Hubo uno, fui a vivir a una habitación de su casa, hasta me buscó un empleo en la fábrica donde trabajaba, y después de un tiempo dijo que disculpase pero tenía que irme por presiones del partido, “no debía estar apoyando a ningún enemigo del partido”.

Quien se adhirió fue gente que ya estaba desilusionada con el partido. Teníamos noticias de que había unos núcleos de estudiantes que se habían adherido al FAP y estaban haciendo cosas en Lisboa. Vinimos para aquí en el 65, separados, cada uno por su frontera. Y así comenzamos el baile, siendo unos poquitos, sin tener apoyo, ni dinero, ni militantes, defendiendo tres casas en Lisboa. Pasé por la frontera con pasaporte francés, falso, haciendo de turista, pidiendo informaciones al agende de la PIDE para ir a Figueira da Foz. El PIDE muy solícito. Escogimos una frontera cerca de Castelo Branco con muy poco movimiento.

Bueno, empezamos a debatirnos con ese problema de casas, de defensa, con el viejo problema, pero más agravado porque en el PC ya no teníamos apoyos. Y creo que ya conoces la historia que fue bien triste. No teníamos estructura para venir a instalarnos tres clandestinos. Teníamos que haberlo hecho por fases, primero uno y después otro. Fue un poco infantil.

Creamos contactos, enviamos artículos a París para la Revolucão Popular, para hacer circular la publicación. Pulido encontró una mini-tipografía, una editorial prequeña, donde llegué a publicar dos números de Accão Popular.

Teníamos contactos para la distribución. Pulido sobre todo era bueno para eso, comenzó buscando contactos del PC, relaciones personales, afectivas, amigos y demás… daban dinero. Fue en uno de esos contactos que fue a dar con un tipo que estaba en el PC pero que daba información a la PIDE, que Pulido ya conocía de antes, que él creía que era adecuado. Lo invitó a entrar en la FAP y al CMLP y el tipo dijo “si señor” y en un encuentro allí estaba la PIDE y cazó a Pulido. El tipo nos envía un recado a través de otro para decirnos que fue al encuentro pero “En un café, oí decir que la policía lo había detenido, no sé qué sucedió”.

Nosotros comenzamos a creer que aquello era sospechoso. Tuvimos dos encuentros con él, con grandes precauciones. Mientras tanto Pulido fue a la Penitenciaría, cosa que era rara. En la Penitenciaría, el régimen era completamente diferente de las prisiones políticas, y él pudo enviarnos recados para fuera informando de lo que había pasado, desconfiando de ese tal Mateus, que del modo cómo se había producido la detención le hacía desconfiar de él. Por lo tanto decidimos quedar con el fulano y lo llevamos a un sitio descampado, le hicimos un interrogatorio. Él al principio negó pero cuando le encontramos contradicciones confesó.

Colaboraba con la policía desde que había estado preso años antes y la policía le había ofrecido una salida a cambio de colaborar. Había vendido a Pulido por dinero, estaba arrepentido porque Pulido incluso era amigo suyo. Aquello era una jugada muy sucia. Pulido era médico y había ido a su casa a tratar al hijo varias veces gratuitamente.

Después de eso decidimos matarlo. Esa era una discusión que ya se había dado anteriormente, había bastantes inflitrados de la policía, lo que era inevitable, claro. El problema era que a eses tipos nunca les sucedía nada. Eran reconocidamente provocadores de la policía y nada, era desmoralizante. “No puede ser, en cualquier lado estos tipos también tienen que pagar por lo que hacen”. Cuando quedamos con la certeza que él era incluso un provocador pagado por la policía, le dimos dos tiros. Esto fue al principio de diciembre de 1965.  Pulido fue detenido y preso en noviembre y esto sucede pocas semanas después. Hacía ya seis o siete meses que yo estaba en Portugal.

¿El cuerpo del colaborador fue escondido o optásteis por abandonarlo entre los pinos?

Lo dejamos allí e hicimos un comunicado en nombre de la FAP.

¿Pulido no tenía conocimiento previo de la acción?

No. No hubo posibilidad alguna con él allí dentro. Nosotros fuimos los que decidimos.

Claro que la PIDE ya sabía por el informador que nosotros estábamos aquí, pero no tenía más datos. También no debía darle gran importancia. “Es un grupito que aparece cirticando al PC, dejarlo pasar, hasta nos puede venir bien”. El PC es quien tiene la fuerza, evidentemente. Andaban un poco a la expectativa. Pero ante la muerte del tipo anduvieron detrás nuestro.

Entre diciembre y enero comenzaron a detener a personas vinculadas al FAP, unas quince o más, hasta que llegaron a nosotros, a mi y a Rui. Yo fui a encontrarme allí al pie del Rato con un camarada, de noche. Fui cercado y me apuntaron con una pistola en la cabeza y comencé a gritar, se juntaron unas cuantas personas, pero vino un taxi y fui introducido dentro. En el Chiado, cuando iba para la sede de la PIDE, conseguí dejar caer al suelo unos papeles que llevaba y ellos ni se percataron. Por la ventana comencé a gritar, a decir el nombre  “He sido preso por la PIDE”, pero era de noche y no sirvió de mucho.

Pero hubo un papel que llevaba un código que no tiré sin darme cuenta y ellos lo encontraron en la sede de la PIDE. Ahí el trato fue muy diferente al que había tenido hasta ese momento. Tan pronto como llegué me dieron una paliza. Después llega el inspector con aire muy serio. “Señor que sucede, está usted herido, traigan a alguien para que sea tratado”. Y automáticamente, sin interrogatorio, sin nada, soy conducido a una habitación de un piso superior donde me aplican el sueño. Era la principal receta de la PIDE: no se puede dormir, nada. Si se un tio se sienta lleva golpes, si cae lleva golpes. Yo nunca había tenido esta experiencia.

En ese momento ya tenías treinta y ocho años.

Sí. Pasa el segundo día, tercer día. Me traen de comer al cuarto. No se sale de allí salvo para ir al servicio. Cuarto día. Comienzo a tener desequilibrios auditivos y visuales. Comienzas a ver cosas raras a andar por las paredes, por el suelo. A veces, vienen, hacen una pregunta, otra, pero no insisten, lo que ellos quieren es que te rindas por agotamiento por el sueño. Puede entrar un tipo con gritos, armado “Hijo de puta, bandido”, dan unos golpes y se van enseguida. O hacen una rueda todos y dan golpes. Y así, quinto, sexto, séptimo…

Yo había perdido la noción de quien era, donde estaba, de la PIDE, de todo. Un tipo está completamente navegando… Comienzas a caer a cada paso. Dos pides me sostenían y andaban conmigo para evitar que durmiese. La sala tenía una ventana. Yo veía unas visiones extraordinarias, pensaba que estaba en el campo. Caí con la cara contra la ventana y me hice una herida. Aquelló continuó hasta que en el séptimo u octavo día un inspector vino a hablar conmigo: “Venga, vamos a acabar con esta mierda”. Me sentaron en una silla y yo descifré nombres que estaban escritos en aquel papel. Un tipo comienza a hablar y recupero la conciencia. Fueron a buscar una cama. Dormí esa noche y al otro día y la noche siguiente, pero no salí del cuarto.

Por la mañana, sin decirme nada más, comenzó otra serie. Estuve otros siete días. Como ya estaba muy cansado comencé a delirar más pronto. Al fin firmé autos, tengo la noción de que firmé autos donde confirmaba declaraciones que había hecho. Después en el proceso mi auto ya tenía un número de hojas que yo jamás había visto. El abogado protestó pero no dije nada claro. A partir de ahí quedé aún allí dentro de la sede del PIDE dos semanas enteras. Yo estaba muy escalabrado. En este tiempo, claro, no había ninguna visita. Venía un tipo a ponerme pomadas y otras cosas. Cuando ya estaba más o menos presentable tuve una visita con mi madre. Mi compañera estaba presa.

Después fui para Caxias. Los interrogatorios de la PIDE a partir de ahí finalizaron. El juicio aún se retrasó demasiado, cosa que no se supo muy bien por qué, y me hicieron dos procesos. Uno de crimen político y uno de crimen común. En el tribunal común, que fue en Sintra, por causa del lugar donde habíamos matado al hombre, hicimos nuestra defensa. Fue editado un folleto con mi defensa y la de mis camaradas. Conseguimos leer unas partes, a pesar de ser interrumpidos. Nos pidieron diez años de prisión y nos llevaron para Peniche. En el tribunal político,  pasados más de cuatro años de estar presos, me pidieron dos penas de diez años por terrorismo y organización subversiva. Dos penas separadas de diez años. Aquello todo sumado daba en su conjunto una pena de veinte años. Allí también intentamos hacer nuestra defensa, pero fuimos echados de la sala a golpes descaradamente, delante del juez y todo. Bueno, el propio juez fue quien llamó a los pides. “Cállese, cállese, cállese”. Después de que el abogado recurriera, quedé con diezinueve años. Rui quedó con quince años, Pulido sólo fue condenado en tribunal político y quedó con doce.

Allí quedamos hasta el 25 de Abril, con todo fueron ocho años.

La formación de la corriente marxista-leninista en Portugal prácticamente quedó suspendida con vuestra entrada en prisión.

Sucedió que el CMLP continuó en París tras nuestra prisión, con los que tenían quedado allí. Cooptaron a otros y continuó. Más tarde se transformó en Partido Comunista de Portugal en París, PCdP, bajo la dirección de un tal Vilar. Mantuvo contacto con China. Pero aquello fue transformándose con la crisis revolucionaria y se convirtió en un partido socialdemócrata, un partido pro-chino, pero que en nombre del anti-socialfascismo confraternizaba con la derecha. China tuvo grandes responsabilidades; en base a la línea del apoyo a todas las fuerzas contra el socialfascismo, en cada país los socialfascistas eran los PCs, y por lo tanto formaban alianzas con los fascistas contra el PC, ¡todo en nombre del leninismo!. ¡Una cosa!!…Eran antiguos camaradas pero degeneraron. Ese fue una rama más, sobre todo a partir del año 69, habían comenzado a multiplicarse los grupos M-L. Yo no seguí ese camino, estaba en prisión.

Tuvo gran influencia el Mayo del 68, la revolución cultural chinesa…

Exacto, exacto.

Afirmas en un artículo de Política Operária sobre el 40 aniversario del CMLP que éste nunca llegó a ser una organización coherente. Revolução Popular sentó las bases para la formación de una nueva corriente cuestionando la línea estratégica del PCP, de alianza con la burguesía liberal, pero después no continuó en esa línea, siendo la causa de que posteriormente, en el 25 de Abril, no existiese una corrieinte ideológica que con firmeza y fuerza suficiente pudiera intervenir en el proceso revolucionario.

Sí. Sobre todo en las cuestiones relativas a la Unión Soviética la gente no llevó a cabo la ruptura.

¿Fue determinante que el núcleo inicial estuviese preso?

De todos modos tampoco podría decir que el grupo que estaba preso hubiera continuado, si habría sido capaz de llevar a cabo esa ruptura. Cuando fui a China hablé del problema Stalin en esas discusiones. Las discusiones eran extensas, pero al llegar a ese punto paraban. Ellos decían “Stalin, un setenta por cierto correcto, treinta por ciento equivocado”. “Gran dirigente del proletariado”. No querían discutir sobre dicho asunto. Y nosotros estábamos en aquella onda pro-china de apoyar a China, de apoyar a Albania. No sé si habríamos tenido clarividencia. En el momento en que me detuvieron y fui preso, no estaba capacitado ideológicamente para ver que se tenía que dar un paso obligatoriamente de reconocer que el régimen de la URSS, a pesar de la grandeza de la revolución, a pesar de mantener conflictos con el imperialismo, no tenía nada que ver con el socialismo. Estaba sintiendo el problema porque en París se discutía bastante, y al llegar a París y se comenzaba a ver que las cosas eran muy diferentes de aquí, aquí no se podía saber nada. Pero no sé si habría llegado a dar ese paso.

En relación a lo que es socialismo, comprender el fenómeno de la Unión Soviética, ser capaz de apoyar la revolución rusa al cien por cien, pero reconocer que la Unión Soviética no era socialista, no era posible. Aquí la UDP y el PCR se formaron completamente con esa herencia, “el gran camarada Stalin”. Eso no es todo, pero creo que eso fue fundamental. Toda la idea del partido, como funciona el partido, la disciplina interna, la paranoya de las fracciones. Había un ambiente muy cerrado en el PCR porque no se discutió si el partido en tiempos de Stalin era el mismo que en tiempos de Lenin, si la vida del partido era igual. Sólo tras la salida de la gente del PCR comenzó esa discusión.

Los grupos M-L venían por una crítica de izquierda al PC por cosas que eran evidentes, pero no es posible decir que tuvieran una estructura ideológica, tener base para hacer un programa comunista completamente renovado, autónomo. Creo que no teníamos.

¿Los ocho años de prisión como eran aprovechados por los comunistas? ¿Estudiaban marxismo? ¿Tenían relaciones con el exterior, influencia en esos emergentes grupos M-L?

Muy pocas, a través de los presos que llegaban o salían. Cuando un camarada acababa la condena llevaba información para transmitir fuera. Pero no era una cosa normal, no era algo permanente.

Yo personalmente me impuse una posición de “estoy preso, no tuve un buen comportamiento en la policía, no tengo que estar cumpliendo papel de dirigente, por lo tanto los camaradas que están fuera deben decidir”. Yo me limité a mi mismo en ese sentido.

Pero las torturas fueron determinantes, siete días con siete noches sin poder dormir, no eras dueños de tus actos…

Sí, lo sé que nunca deliberadamente decidí: “ahora voy a pasar información”. Pero aún así.

En cualquier manual sobre comportamiento de las y los revolucionarios delante de la policía, en un interrogatorio, es una posibilidad más que factible.

Aquí el partido había creado algo que dió frutos: no decir nada en cualquier circunstancia. Hubo camaradas que pasaron tres semanas sin dormir, cerca de la muerte. Si no se hubiese creado esta escuela para resistir los interrogatorios, el partido no habría aguantado cuarenta años de clandestinidad. Claro, la mayoría de los miles de personas hablaban bajo la tortura, pero las más responsables, como norma no hablaban. Esa es la realidad. Había una mentalización. Es indiscutible que no hablaban porque sino las consecuencias se conocían bien. Cuando las personas hablaban era sabido que la policía llegaba hasta el partido.

Eso pesó mucho en todo mi futuro. No es nada de otro mundo. Es una herida muy grande. Eso me colocó en una situación que influenció toda mi posición en el PCR, influenció todo mi retraso en llevar a cabo la ruptura. Todo el recorrido que hice estuvo vinculado a ese asunto.

El 25 de Abril estabas preso en Peniche. ¿Fue una sorpresa o formaba parte de las previsiones de los comunistas? El 25 de Abril encaja perfectamente en el modelo defendido por Cunhal y el PC de golper militar encabezado por oficiales patriotas.

Exacto. En aquel momento, el fascismo era tan viejo que las personas no creían. Periódicamente decías: “Está habiendo muchas protestas, no sé que”, pero todo continuaba. La gente no creía.

Se sabía que existía una ola de descontento muy grande, había huelgas, el general Spinola escribe un libro y todo eso, pero la extrema derecha también está revitalizandose, estaba alarmada por los acontecimientos, organizaron un congreso de los combatientes, con amenazas, andaban conspirando con el presidente de la República para apartar a Marcelo Caetano. Por lo tanto, cuando supimos lo del golpe, la primera duda, no sólo fue en la prisión, también fuera, era saber si era de extrema-derecha o si era de izquierda. No lo teníamos nada claro.

Estuvimos un día encerrados sin saber que sucedía. El director de la prisión rechazó abrir las puertas al MFA, fueron allí unos oficiales y el tipo se negó a abrir. Nosotros hicimos unas barricadas dentro de nuestro pabellón, colocamos unos hierros de las camas atravesados, con miedo que los geeneerres entraran dentro a matarnos. Algunos nos apuntaban con los fusiles en las ventanas furiosos. Al día siguiente entró el MFA y fue en ese momento que supimos lo que sucedía.

Dos camaradas y yo, un camarada mío y uno del asalto al paquete Santa María no podíamos salir porque teníamos “crímenes de sangre”, y el general Spinola había dicho que esos no podrían salir. Ahí realizamos un primer plenario en la cárcel, Pulido siempre en la vanguardia : “Aquí no sale nadie, o salen todos o no sale nadie”. Esto en nuestro ala, que eran maoístas y dos o tres presos de las colonias, uno de ellos era el padre de Pinto de Andrade, de Angola. Eran africanos que simpatizaban con el movimiento de liberación pero que no serían de aquellos casos más graves, que eran entregados a la PIDE y los traían aquí. También estaba un hombre del grupo de Delgado, Manuel Serra que después fue dirigente del PS.

El oficial del MFA decía: “Esto no puede ser, los voy a poner fuera con una patada, tengo órdenes de ponerlos en la calle. Esos señores van al fuerte de Trafaria y posteriormente será tratado su caso”. “No señor, tienen que salir todos”. Allí estuvimos, el 26 por la noche, en discusiones hasta las tantas de la madrugada. Los PCs se fueron enseguida, no quisieron saber nada de nosotros.

Ya en la madrugada telefonearon a Lisboa. El compromiso era irnos a la oficina de nuestros abogados para que la Junta de Salvación Nacional pudiera contactar con nosotros, el problema ya estaría resuelto. Pues aceptamos. Salimos la madrugada del 27 y fuimos a dormir al bufete de nu

estros abogados. Y de mañana vinieron los oficiales del MFA a decirnos que “fue muy costoso, el general Spinola no quería, pero les obligamos a firmar la amnistía”.

A continuación visité a la familia. Mi madre solía visitarme en la cárcel. Peniche queda lejos, iba hasta allí de dos en dos meses, a veces con mis hijos. La pobre también tenía una vida complicada, pero aún así iba hasta allí. Mi padre no, tenía gran horror a las cárceles. De mi compañera ya estaba separado, habíamos decidido eso debido a la condena de 19 años.

Lo que recuerdo después fue el 1º de Mayo.  !Aquí fue un choque! Aún estaba pensando que había sido un golpe moderado, esto parece que va cara a la democracia. Pero en principio todo era muy incierto. ¡Pero aquel primero de Mayo! Tu sabes, porque has visto eso. Era una alegría! Había gente en masa, banderas comunistas por todos los lados, aparecieron marxistas-leninistas que uno no sabía que existían.

¿Asistes al 1º de Mayo como un grupo organizado?

No, yo aún no estaba en ningún grupo. Había uno que se consideraba más próximo a nosotros que se llamaba CARP (M-L), tenía muy buenas relaciones con nosotros en prisión. Pero había grupos que nada tenían que ver con nosotros, aunque aceptasen la herencia ideológica de la ruptura con el PC.

Pasé automáticamente a partenecer a ese grupo y comenzamos inmediatamente a discutir como se iba a pasar de aquella desgracia de fraccionamiento contínuo de los grupos, que era resultante del recelo de las provocaciones policiales. “A partir de ahora tenemos que unificar esto rápidamente”. Pero se habían creado unos preconceptos -aquellas cosas propias de sectas-. Comenzamos inmediatamente a reunirnos y discutir con otros grupos y formamos, fue el primer puntapié de salida, la ORPC, Organización para la Reconstrucción del Partido Comunista. Comenzó a publicar un boletín. Dijimos expresamente que esta organización era provisional, y su único objetivo es conseguir agrupar a todos los marxistas-leninistas con vistas a la creación del partido. Porque muchos decían “no, nosotros somos partido”. Nosotros abrimos la lucha para la superación de ese espiritu, de esas desconfianzas y fraccionamiento. La ORPC, ya ganó un poco más de peso, y de autoridad.

Comenzó a publicar un periódico, se llamaba Causa Operária. En aquel momento estaban todos lanzados al movimiento de masas, en las ocupaciones, manifestaciones, todos querían marcar presencia. Comenzamos manteniendo contactos y conversaciones con algunos grupos que comenzaron a vacilar un poco en su sectarismo y a admitir la discusión. Es cuando se está en este proceso que entra en escena el camarada Arruda y que prácticamente toma la dirección de las operaciones. Yo continué, nosotros todos continuamos, hasta formarse el partido aún tuvimos un margen de iniciativa.

Arruda era un dirigente del Partido Comunista del Brasil.

Un dirigente muy antiguo y reconocido del Partido Comunista de Brasil, partido pionero en la ruptura con el revisionismo en el 62. Era poco conocido entre nosotros, pero todos sabíamos que era un partido que se había fraccionado por la izquierda. João Amazonas era un nombre no muy conocido, Arruda, aunque menos, también era conocido. Apareció aquí y ofreció su experiencia para ayudar con este proceso de unificación de los comunistas, aprovechar las condiciones extraordinarias que el proceso revolucionario estaba creando. Fue aceptado para asumir dicho papel y orientó la formación de una comisión organizadora del congreso del partido.

La edad de Arruda era muy superior a la media de los militantes de los grupos.

Sí claro, a la mi y a cualquiera de la nuestra.

Y tu ya eres de una generación más vieja, ya tenías cerca de 50 años.

Sí, yo ya era “viejo”. En el año 74 ya tenía 47 años, pues, exactamente.

La media de edad de estos grupos M-L era muy baja.

Veinte y tantos años. Pocos llegaban a los treinta. Era la generación que vino después de Mayo del 68.

Por lo tanto Arruda asumió ese papel y el congreso de la fundación del Partido Comunista Portugués Reconstruido fue en diciembre del 75, ya después del golpe militar de la derecha.

Previamente fue constituida la UDP.

Sí, la UDP fue constituida por algunos de los grupos en diciembre del 74 y comenzó a tener gran éxito. Dió un empujón muy grande al convencer a unos y otros. No se presentó como un grupo marxista-leninista, se presentó como un frente, pero tenía una bandera roja con una hoz y un martillo.

Pero no tenía como símbolo una rueda dentada atravesada por una azada y una estrella de cinco puntas?

No, eso fue más tarde, eso fue después remodelado. Inicialmente era la hoz y el martillo. En aquel tiempo tenía que ser. Era lo más de izquierda. Realiza un congreso de fundación en Montijo, con más de cien personas. Comenzó teniendo muchas adhesiones. En fin, al nivel de extrema-izquierda, pero de hecho al salir de aquel ambiente cerrado de los grupos y de las discusiones de los grupos, al aparecer mucho en las acciones populares, en las ocupaciones, ganar trabajadores… Comenzó a publicar un periódico mensual, la Voz do Povo, que salió durante toda la crisis revolucionaria.

Inicialmente la UDP estaba implantada en las ciudades, en Lisboa, en Setúbal.

Participas en la fundación de la UDP. Que función pretendía cumplir?

Si, estoy en la fundación. La idea era una unión democrática popular contra el fascismo. En la primera tónica su función principal era contra el regreso del fascismo, de vigilancia, el juicio de los pides, la dimisión de los fascistas. Llevamos a cabo la vigilancia en las puertas de la penitenciaría porque los pides estaban allí, y querían soltarlos. Iba hasta allí mucha gente haciendo turnos de vigilancia para no soltarlos. La UDP formó Grupos de Vigilancia Antifascista (GVA). Ahí la UDP creo se retrasó un poco en cuanto a las posibilidades. El propio movimiento es el que fue empujando a la UDP para adelante. Muchos militantes se radicalizaron cuando iban a ayudar al pueblo en las ocupaciones de las casas. Tuvo  un papel, de hecho,  muy importante. La primera gran huelga tras el 25 de Abril es en Correos. Hicieron un plenario en el pabelló de deportes con miles de personas asistiendo y fue votada a brazo en alto una huelga. Un militante de la UDP tuvo un papel decisivo. El PC era contrario, consideraba provocación. El PC en esta fase estaba lleno de miedo de los militares por su posible viraje a la derecha debido al movimiento de los trabajadores.

Por lo tanto, la acción de la UDP era apoyar las huelgas, apoyar las ocupaciones, vigilancia antifascista, y se hablaba de socialismo como salida necesaria de la situación.

Y que influencia tuvo este trabajo en la unificación de los grupos?

Los grupos que formarán la UDP continuaban haciendo su propaganda, sus folletos, pero delegaban la actividad en la UDP. Con esa dinámica de masas, aunque otros grupos M-L continuasen siendo autónomos y con una actividad intensa, como la OCMLP, la UDP comienza a engrandecerse. En la elecciones de la Constituyente consigue elegir un diputado. Los otros también concurrieron, pero no fueron elegidos. Eso les proporcionó más proyección y comenzó una tendencia de concentración. Durante el verano del 75 es cuando comienzan a acelerarse esas reuniones para el partido, la comisión organizadora del congreso, elaboración de proyectos de estatutos, de programa y de los documentos del partido.  Arruda ya comenzó ahí a meter su mano, a dar consejos.

Todo esto durante aquella crisis acelerada del PREC. Sentíamos que las cosas nos escapaban de las manos, la derecha comienza a recuperar terreno y no había una fuerza capaz de unificar la respuesta de la izquierda. Por una parte existía el ala gonçalvista del PC, y por otra parte el ala del Grupo de los 9, eran los que estaban preparando el 25 de Noviembre, y también estaba el grupo de Otelo, que intenta llevar a cabo una tercera alternativa al PC y a los  otros, pero sólo consiguió ir haciendo resistencia, a la defensiva.  Estábamos en el “Verano caliente”, los fascistas asaltaban las sedes del PC, del MDP, de la UDP, el personal era consciente de la proximidad de un golpe de derecha.

Pero la urgencia de crear el partido fue arrastrada por las discusiones. La OCMLP, a última hora se dividió, una parte decidió no formar parte de la unidad. Yo aún asistí en Porto a una gran reunión de militantes del OCMLP, tenían mucha gente, tenía una buena implantación, en el norte sobre todo, la de defender la causa del por qué debíamos ir todos al partido. Después había también una parte de la OCMLP que estaba en la línea del tal anti-socialismo. Nosotros también criticábamos mucho al PC, pero por su reformismo y por el odio que tenían a la izquierda y hacíamos hincapié en la lucha contra la derecha. Además estaba el MRPP que estaba todavía mucho más a la derecha, una auténtica secta, y por otra parte el PCP (M-L) de Vilar que fue resbalando y acercándose cada vez más a la derecha. Esas dos opciones apoyaron el 25 de Noviembre, apoyaron el golpe militar de Eanes

En el medio de esas discusiones, gran parte del esfuerzo que era necesario para organizar una resistencia al golpe de la derecha se perdió. Lo más urgente era formar al partido. Por fin, el partido surge en un congreso, después, a continuación del 25 de Noviembre. Los golpistas decretaron el estado de sitio, pero aquello duró unos días y después no cuajaba. Se formó perfectamente en la  legalidad, pero ya con el 25 de Noviembre encima. Mi papel fue muy de segunda linea, en las tareas en las que yo estaba desde el principio, redacción de documentos, apoyar reuniones, pero nunca proyectado en primer plano.

¿Era una decisión personal u orgánica?

Había un acuerdo general, y era también mi opinión. Fui elegido para el primer Comité Central y, pasados seis meses, hicieron una comisión de estudio sobre los comportamientos en prisión, Arruda propuso remodelaciones y creyó mejor que yo saliera. A partir de ahí pasé a tener una función más de redactor del periódico que era Bandeira Vermelha. Trabajé unos años en la imprenta del partido. Tenía una buena gráfica, aún existe, todavía está ligada a la UDP. Fui quedando en estas funciones, alejado de las de dirección. Lo peor fue que Arruda acabó por adueñarse del partido, aún muy inmaduro ideológicamente, e imprimió una orientación oportunista y electoralista disfrazada con grandes letras el “25 de Abril del Pueblo” y la “bolchevización”. Comenzó todo por resbalar de nuevo.

En tus análisis y contribuciones teóricas sobre el fracaso de la Revolución de Abril, apuntas varias causas. Caracterizas el 25 de Abril no como una Revolución, sino como una crisis revolucionaria, destacas la flaqueza de las organizaciones revolucionarias, el subdesarrollo teórico y político de la corriente M-L, pero especialmente el revisionismo del PCP que no quiso profundizar en la vía socialista, buscando únicamente una transformación a fondo del capitalismo portugués para situar a Portugal entre las democracias occidentales, como consecuencia de esa estrategia de levantamiento nacional, de la “unidad de los portugueses honrados”. ¿Porque las masas organizadas no fueron capaces de evitar el contragolpe de la derecha el 25 de Noviembre?

El PC es revisionista, es un partido pequeño-burgués; estar pidiendo responsabilidades como si ellos fuesen comunistas no tiene sentido, pero creo que en el análisis de este período es inevitable ver que era el único partido a la izquierda con una implantación sólida en la clase trabajadora, y su línea fue perfectamente coherente con lo que Cunhal venía defendiendo hace muchos años, aunque asentado en un error clamoroso que era convencerse que la democracia burguesa hecha con la ayuda de un fuerte PC tendría que ser una democracia burguesa progresista, de izquierda, que dejaría en un gran lugar al PC. Creía que el PC sería reconocido y tendría una gran participación en el gobierno.

Se verificó que eso era un sueño, una completa utopía, porque la burguesía estaba asustada con el proceso revolucionario. La burguesía portuguesa es conservadora al máximo, estaba acostumbrada a cincuenta años de tranquilidad, de seguridad, quedó asustada con el proceso. Como sabes, sólo mandaban dinero para  Brasil, para Suiza. Lo que querían era volver a la estabilidad. Ahora bien, un PC en el gobierno, en el poder, a tolerar sus manifestaciones, sus huelgas, era para ellos inconcebible. No podían admitir esa situación. El PC no podía controlar aquel movimiento porque su izquierda estaba a su izquierda y estaban siempre surgiendo tendencias cada vez con una mayor radicalización.

Para la burguesía, aquella situación de los gobiernos era inadmisible una vez que el PS y PSD ganaron las elecciones para la Constituyente. El PC tuvo unos resultados mucho menores de lo que la gente se pensaba. Una cosa son los activistas, otra bien distinta es el “país real”, las grandes masas. A partir de ahí, quedó sin autoridad y el PS y el PSD, apoyados por el embajador Carlucci de los EUA, comenzaron a reclamar el gobierno.

A partir de ese momento, la burguesía no podía continuar aceptando la continuidad de ese régimen de gobiernos provisionales. Aquellos últimos gobiernos que el PC intentó mantener, de Vasco Gonçalves, estaban siendo boicoteados de todos los modos por la burguesía. En Tancos, durante el verano, llevaron a cabo una reunión de los militantes y decidieron derribar el quinto gobierno de Vasco Gonçalves, y comenzaron creando las condiciones para ello. Atentados, empresas cerradas y mandando miles de obreros a la calle, campaña permanente de mentiras, provocando pánico …

Había, claro, una ola revolucionaria pero creo que allá afuera, en el extranjero, es vista con mucho más poder de lo que en la realidad tuvo, porque era espontanea, era sólo la consecuencia de quitar la tapa a cincuenta años de fascismo.

Era espontaneo, no estaba estructurado no tenía ningún programa. “Los patrones nos oprimían, eran fascistas, entonces fuera con los patrones”. Se saneaban a los patrones, se saneaban a los ingenieros, se ocupaban las tierras, con una ingenuidad revolucionaria espontanea de un pueblo que no tiene derecho alguno y de repente ve que es libre. Pero que de hecho no tiene un programa político, y la burguesía se dio cuenta de eso. “Esto es todo humo, y no hay por detrás fuerza con un programa que lleve esto hasta el fin. Entonces, si atuamos con firmeza recuperaremos la situación”.

Fue fácil, no sucedió nada, hay que reconocer. Los tipos prendieron fuego a unas sedes, pegaron unos tiros, mataron cinco o seis personas y después de esta demostración de fuerza dieron un golpe que fue un paseo militar. Comentaba en Política Operária Varela Gomes que en los meses anteriores los tipos estuvieron llenando de material de guerra los Comandos Amadora y desarmando unidades que no eran de confianza, que eran dirigidas por oficiales de izquierda. Y el MFA, a observar…

¿Otelo, como comandante del COPCON, que hizo?

Una figura triste. Fue el dirigente vacilante de un movimiento vacilante. Al principio tenía arranques revolucionarios. Cuando  los propietarios mandaban a la policía para expulsar a las personas de las casas ocupadas, telefoneaban al COPCON y él enviaba allí un destacamento. “Nosotros estamos al lado del pueblo, el pueblo tiene razón”. Pero, más tarde, en Amadora, los soldados y los oficiales subalternos intentaron correr con aquel bandido  de Jaime Nieves, que era un instigador que toda la gente lo conocía, y Otelo fue allá a apoyarlo. Es un hombre de una vacilación extrema. Vino de Cuba todo entusiasmado para hacer aquellos discursos, pero cuando los campos estaban claros,  él ya no sabía que debía hacer.

Hubo ese pequeño intento de crear la tercera corriente, llamada el Poder Popular, de asambleas populares con los cuarteles. El PRP apostó mucho por eso, Isabel do Carmo, Carlos Antunes, apostaron como último recurso en acercarse a los cuarteles de la izquierda para formar una corriente de  poder popular. Pero el propio Otelo no apostó a fondo en eso. Era un oficial del ejército colonial. Yo no puedo hablar mal de los oficiales del MFA porque hicieron el 25 de Abril, pero creo que tenían una carga ideológica muy pesada. Tuvieron un cargo de conciencia, quisieron acabar con el fascismo, es una realidad, pero sabían que estaban al borde de llevar golpes por todos los lados. Aquello en Guinea estaba al borde de una derrota total. Ese movimiento es muy ambiguo. Un Movimiento que podría haber dado cuerpo a aquello es el movimiento del proletariado con sentido revolucionario, con ambiciones revolucionarias. Infelizmente no existía.

El PC educó generaciones de obreros para alcanzar la democracia y “después ya veremos…”. La base de la democracia avanzada rumbo al socialismo, la revolución democrática nacional, el PC iba ser aceptado por toda la gente…En los primeros meses las personas estaban encantadas, parecía incluso que iba a suceder. Pero cuando llegó la hora de la verdad…

En las últimas décadas, en PO, parte de tu reflexión teórica está centrada en la necesidad de construir una corriente obrera comunista caracterizada por una demarcación clara entre la linea proletaria y la linea pequeño-burguesa. Tu libro Anti Dimitrov 1935-1985 meio século de derrotas da revolução, publicado en marzo de 1985, está centrado en realizar un balance del relatorio de Jorge Dimitrov al 7º Congreso de la Internacional Comunista que defendía la unidad de todas las fuerzas obreras, populares y democráticas bajo una misma estrategia, en lo que tu defines como convertir al proletariado en una fuerza de reserva de la burguesía liberal, contrariamente a lo defendido por Lenin. Sustituir la lucha de clases por la colaboración de clases. Afirmas que el dimitrovismo se inflitró en el conjunto de la izquierda a escala mundial y que sus consecuencias han sido perversas para el triunfo del proletariado. “Unidad en torno a la reivindicaciones limitadas de la pequeña burguesía, comunes a todo el pueblo, sacrificando para tal las reivindicaciones revolucionarias de la clase obrera”.

Sentí eso mucho, claro, a causa de la experiencia que viví directamente en Portugal y que no fue, tal vez, el caso más clamoroso, pero que fue un caso muy significativo de la aplicación de esa política. Lo que me llevó a romper con el PC fue ver en la práctica como el comunismo había pasado a ser entendido de una manera que  no tenía nada que ver con el bolchevismo, con el leninismo.

Lo que pasó en Portugal después del 25 de Abril sólo confirmó aquello que ya se adivinaba antes: que los comunistas, poniéndose al servicio de esa unidad de todas las fuerzas democráticas, están de hecho traicionando los intereses a largo plazo del proletariado, porque, como nosotros podemos ver en Portugal, el proletariado se encontró en una crisis revolucionaria con posibilidades inmensas para llevar a cabo un avance revolucionario en este país, y estaba enteramente desarmado porque toda su educación había estado orientada en el sentido de ser una fuerza de apoyo a la democracia burguesa.

Fue siempre así que las cosas funcionaron en el tiempo del fascismo. Se pedía mucho al proletariado, mucho esfuerzo, mucho sacrificio, mucha organización, pero todo sin sobrepasar los límites de aquello que el programa liberal considerabla aceptable. Todo lo que en el proletariado tendiese a sobrepasar ese límite y en hablar en su nombre propio y de sus intereses propios a largo plazo era llamado “sectarismo”, “obrerismo”, que sólo perjudicaba a la unidad. Por lo  tanto se crearon generaciones de obreros muy luchadores, muy combativos, con un espíritu de sacrificio tremendo, y que políticamente ellos no sabían que la linea política que defendían era contraria al interés a largo plazo de su clase.

Hoy, esa independencia política del proletariado aún es más difícil de conseguir. La situación ha ido evolucionando aceleradamente con las globalizaciones, con la pulverización de la propia clase obrera, la fragmentación, los precarios, todos los fenómenos nuevos que la gente está viendo, y la identidad del proletariado como clase parece una cosa cada vez más difícil de palpar.

En mi tiempo, cuando era joven, aún era posible perfectamente encontrar núcleos de obreros que sabían a la clase a la que pertenecían, a pesar de que les pudiese faltar una perspectiva política revolucionaria. Pero hoy las personas son electores, son miembros de la población, son ciudadanos, y esa conciencia, esa identidad de clase se está dispersando cada vez más

Yo sé que la insistencia en esta idea, que me parece la única de acuerdo con el marxismo, la idea de la necesidad de independencia política del proletariado, no parece realista a la masa de los militantes. Pero es la única que tiene sentido: si este sistema no va a evolucionar, ni va a desaparecer por sí mismo, ni va a entregar el poder, la única perspectiva que existe es el de su derrumbe por la fuerza.

Y no vale la pena decir que “la inmensa mayoría de la población está contra el capitalismo, y que esto puede llevarse a cabo pacificamente”…Esto funciona por clases. Tiene que existir un núcleo, un sector de clase, cuyos intereses propios de clase le permitan ver que más allá de este régimen podemos organizar un régimen socialista, podamos expropiar a la burguesía para crear nuestro sistema.

Después existen otros sectores que no tienen esa visión de clase, tienen que hacerse ciertas distinciones. Tienen que existir fuerzas revolucionarias y aliados de primer orden, y aliados de segundo orden, y fuerzas a neutralizar, y fuerzas a hostilizar…

Esa separación, esa graduación de varias clases, yo veo que hoy en la izquierda repugna a toda la gente.  Se considera que eso divide, eso crea espíritu de secta, eso no da frutos políticos, etc. Entonces, ofrézcanme una alternativa desde el punto de vista marxista, con un mínimo de racionalidad de ver por fin la salida de esto.

Cómo es? No ves, tan sólo ves respuestas que son una versión actualiizada de las mismas tonterías antiguas. Son versiones pequeño-burguesas de intentar una salida sin violencia a través de una moderación de los objetivos, de un acallar los conflictos más agudos. Es el espíritu de la pequeña burguesía que penetra naturalmente en todas las clases, en el propio proletariado.

Cuando se está ante un enemigo tan poderoso es inevitable que se genere en la gran masa una tendencia para buscar salidas no muy dolorosas: “A los tipos no les importan los medios, usan bombas atómicas, gases, guerras, masacran personas de cualquier manera, ¿que es lo que hay que hacer? Vamos a ver si llevamos esto despacio, con cierto sentido…”. Pero esa idea es una idea equivocada, no conduce a nada. Yo creo que hoy,  la continuidad de la defensa de estas opiniones, como el artículo que escribí en la última PO sobre el problema del proletariado, deja incluso en nuestra área much@s camaradas un poco reticentes. No van directamente en contra, pero no les huele: “Esto no da, esto da aislamiento. ¿Donde es que conseguimos fuerzas que hablen de esta manera? ¿Quién es que se adhiere? Por culpa de este espíritu es que la PO lleva ya veinte años remando sóla.

Yo sé, tenemos que buscar una solución para avanzar en la práctica. Pero yo, después de ver tanta burla hecha a los trabajadores en nombre del marxismo, tengo una gran preocupación en no embarcar de nuevo las cosas en que me embarqué en la juventud, que era seguir ciegamente un partido que es comunista, que sigue a la Unión Soviética, que es socialista.

Creo que esto es desastroso. Tenemos que ir en la búsqueda de razonar como marxistas y buscar respuestas que tengan sentido. Respuesta que tenga sentido es esta: el proletariado es la única fuerza que puede intervenir desde una perspectiva que vaya más allá del capitalismo.

Para el proletariado pueda asumir esto, tiene que tener su identidad propia. Para tener su identidad propia tiene que desmarcarse de los otros, y de los más próximos , como decía Lenin, que son aquellos con los que la gente se confunde. La gente no se confunde con los banqueros, la gente se confunde con la pequeña burguesía que está a nuestro lado. Tenemos que realizar esa demarcación. Nuestra política no puede ser la de ellos. Tiene que ser diferente, incluso aunque no sea de su agrado.

¿Cuando hablas de pequeña burguesía a quien te refieres? Estoy pensando en la difusión de esta entrevista entre miles de personas, y nosotros utilizamos determinada terminología que no siempre es bien comprendida. Esta explicación tan lúcida puede ser poco efectiva ante la pérdida de visión política y de poca formación ideológica de amplios sectores de la izquierda. Hay una serie de categorías y conceptos que, o no saben exactamente lo que son, o existe una confusión sobre el verdadero significado. Muchas veces hablamos de cosas que mucha gente que nos oye dice: “Pero que están diciendo estos tipos?

Ahí vamos a producir la discusión de las clases. Esto ha dado discusiones muy grandes en la cárcel. La gente en la cárcel intentaba ver si comprendíamos las clases utilizando a Marx. Si partimos del principio de que el proletariado es la clase que produce una plusvalía al capitalista por su actividad, aquellas clases que no producen una plusvalía tienen que ser consideradas fuera del proletariado. Ahora existen varias clases, Lenin hablaba mucho de esto, insistía mucho en la existencia del semi-proletariado, de la pequeña burguesía y demás…

Hay personas que son asalariadas, viven sólo de su salario, con todo su actividad es un coste para el capitalista, no es una fuente de lucro. Como es la del proletariado. El capitalista  necesita de un contable que le lleve las cuentas de la empresa, eso es un coste que él va a sacar de su posible lucro, va a pagar a ese trabajador porque necesita de él para la realización de su propio lucro. Por lo tanto, esa persona, el empleado de comercio, el empleado de la oficina, que ya no se encuentra dentro del proletariado, de asalariados, con una condición de vida próxima, aunque exentos de trabajo manual más violento, de aquellos  peligros más duros que rodean al proletariado, esos por lo tanto, son el semiproletariado.

Así pues, partimos del principio que políticamente tenderá a apoyar al proletariado, pero no a asumir una posición de vanguardia, porque no está en primera linea de lucha como está el proletariado, que a veces puede decir “yo estoy aquí jugándome mi salud para que aquel tipo pueda andar en un coche de lujo y tener una piscina”.

Después viene el pequeño propietario, que nadie tiene dificultad en ver que sea un pequeño burgués. Es una persona que invierte un pequeño capital para intentar obtener beneficio, pero apenas para sobrevivir, que en el campo, en el comercio, o en la pequeña industria, eventualmente hasta explota a uno o dos empleados, y depende mucho de su propio trabajo. Hay varias clases, unos mejor pagados, otros más pobres, otros arruinados, y en función de la situación en que estén reaccionan de una  manera política o de otra. Pero que no nos digan que ellos, como clase, pueden desear el socialismo.

Después tenemos una serie de actividades intelectuales, de funcionarios públicos, de médicos, ingenieros, abogados, profesores, que hoy son ya una gran masa, y normalmente por su situación social, por su actividad, se aproxima, se tiende a identificar con la pequeña burguesía.

De una manera tal vez no muy rigurosa, como un orden de tendencias políticas, yo creo que toda esa masa de los pequeños propietarios, con esa masa de profesiones intelectuales un poco superiores al simple empleado de oficina, constituyen una masa pequeño-burguesa. No son proletarios, pero también están en una posición alejada del núcleo de la burguesía.

Y la burguesía no son sólo los banqueros, los grandes financieros, debajo de ellos está la mediana burguesía que no es ya tan poca, empresarios, industriales, comerciantes, toda esa gente está por debajo de los grandes grupos multinacionales, pero que forma parte del cuerpo de la burguesía, con todos sus sirvientes, guardas de seguridad, los curas, todos encargados de hacerles la vida más fácil, toda esa gente que pululan y transitan alrededor de la burguesía. La burguesía necesita de una serie de personas que no producen nada, pero es necesaria para su bien estar. Y esta gente, en general, no quiere oir hablar en revolución.

Dentro de esta masa de pequeña burguesía de la Europa Occidental tendremos que incorporar a los funcionarios públicos. Tienen un salario superior a la media, un contrato estable, a pesar de ser asalariados por su concepción de la vida, cultura.

Así es. Como funcionarios públicos, forman parte de la máquina del Estado, para el funcionamiento del sistema burgués. No se confunde con los sectores que están produciendo más capital.

El dimitrovismo es una de las causas de vuestra ruptura con el PCR en el 1983 y la creación, primero, de la Organización Comunista Política Operária (OCPO) y posteriormente se transforma en un grupo de comunistas alrededor de la revista PO, una revista comunista teórica, pero que también pretende hacer un acompañamiento sobre la actividad de los acontecimientos de Portugal y del resto del mundo.

Exacto. Yo comencé a escribir el Anti Dimitrov en el PCR. Traduje y preparé la edición del relatorio Dimitrov en el PCR, que Arruda me encargó en 1977. Al leer todo aquello, generó en mi una reacción en sentido contrario. Es así que pedí a la dirección del PCR que me redujese el horario de trabajo en la imprenta porque quería preparar un trabajo, y ellos se negaron porque, en su idea, yo sólo iría a escribir disparates y sólo crearía problemas.

Pero informaste que escribirías un trabajo crítico sobre el relatorio Dimitrov.

Sí. Discutí sobre eso en mi célula. La imprenta tenía una célula, éramos quince. Levanté allí ese problema. La célula reacciónó bien. El secretario transmitió hacia arriba, pero de arriba llegó la orden contraria. Contra hierro y fuego, como me rechazaron, aún así me puse a ello. Al escribir el libro y al investigar sobre todo bibliografía del movimiento comunista, de la Internacional Comunista, me di cuenta de una dimensión que yo no sospechaba, del cambio de rumbo y golpes internos en todos los partidos comunistas desde iniccios de los años treinta hasta prácticamente el informe.

El partido francés, el partido italiano, de colaboración con los soviéticos que querían aceleradamente crear cualquier cosa que fuese un obstáculo al fascismo, no se sabía el qué: “Si los partidos comunistas no son capaces, hagan cualquier otra cosa”. Esa apuesta en las fuerzas democráticas burguesas como último recurso para ver si paraban el avance des fascismo en la guerra de España y por ahí fuera, creo que fue una opción de la dirección soviética, de Stalin, y de los principales partidos de Occidente que ya estaban en esa onda. El partido francés ya estaba más que fragmentado en ese momento. Fue una opción de fonde de abandono total de la perspectiva revolucionaria leninista. La idea era:” Las condiciones son otras, el fascismo es muy malo y esto no va así”.

En ese momento debe haber tenido mucha oposición, pero eso desapareció. Tuve la sensación de estar redescubriendo algo de tipo arqueológico, ir al pasado y descubrir que al final Cunhal sólo estaba traduciendo para Portugal un cambio de rumbo impuesto por los soviéticos y por los dirigentes reformistas de los grandes partidos a todo el movimiento comunista. Está claro que esto no surge de milagro, surge porque las condiciones sociales también en Europa cambiaron, esas clases medias crecieron, se creó naturalmente una situación social propicia a la aceptación de esa tesis. Y ahora la situación social cada vez más está cambiando, cada vez más las personas creen absurdo volver a la perspectiva leninista de demarcación de clase.

Para mi redescubrimiento del leninismo contribuyó mucho haber tenido acceso a las obras completas de Lenin que formaban parte de la biblioteca del PCR. Fue comenzar a leer cosas que nunca había tenido oportunidad, del Lenin del volumen primero por ahí fuera, y sobre todo en aquellos años anteriores a la revolución. El pensamiento de Lenin tanto sobre vida interna del partido -eso es también muy importante en esta ruptura-, como sobre todo en el plano político de demarcación de clase, identidad e independencia política del proletariado, fue fundamental para ganar una claridad que yo nunca había tenido. Conocía las obras esenciales de Lenin, pero aquellos artículos todos que escribe casi semanalmente, diariamente, haciendo polémica con esto, con aquello, aparece con una claridad tan grande.

Después de salir del PCR, llevamos a cabo una selección, tradujimos y seleccionamos estractos de artículos de eses dos aspectos: línea política y vida interna del partido. En el PCR, a medida que surgían disidencias, se fue cristalizando un ambiente un poco histérico. Al principio el ambiente era bueno, pero la influencia de Arruda dogmatizó todo. De modo que nosotros, después de salir nos pusimos a discutir, lo que es al final el centralismo democrátiico, como es que funcionaba en el partido bolchevique, que interpretación fue hecha después -fue una ruptura completa. Esos dos aspectos fueron esenciales en nuestra salida. La primera tarea fue publicar el libro Anti Dimitrov, hicimos una suscripción, hubo mucha gente que hasta dio dinero sin saber muy bien lo que era, después quedaron muy desilusionados, porque había gente que ya había salido del PCR, pero por la derecha, y cuando nosotros salimos quedaron contentos, por creer que iban a tener unos camaradas. Se reunió dinero, se mandó imprimir el libro y se vendió. Hicimos mil ejemplares y se vendió, por aquella curiosidad, “el dinosaurio que ahora salió del PCR” (el dinosaurio era yo), pero creo que las ideas del libro no tuvieron ninguna aceptación.

¿Cuáles fueron concretamente las causas y la dimensión de la ruptura con el PCR?

Lo que estaba en discusión en las células, en el congreso -escribimos artículos para la tribuna del último congreso, fuimos para allí fraccionados- era la vida interna, que estaba quedando muy caliente, línea política del partido y hegemonía del proletariado, la cuestión de la demarcación en relación a la pequeña burguesía, y cuestiones internacionales como Albania. Fuimos para ese último congreso, en 1983, y nuestras posiciones fueron completamente derrotadas. Muchos dirigentes y activistas obreros estaban presentes, vino una delegación de Albania a propósito, que casi no me hablaron.

En esa época ya no formabas parte del Comité Central.

Prácticamente desde el principio no formaba parte. Estaba en el aparato técnico y de propaganda. Pertenecía a una célula y nada más. A continuación del congreso, ante aquellos resultados comenzamos a formar la fracción, a llamar a personas, a realizar reuniones, y salieron unas cuarenta personas del partido e hicimos una asamblea.

Había miembros del Comité Central.

Estaba Manuel Raposo, José Borralho, Paulo Meneses. Vladimiro Guinot y Manuel Monteiro, también del  CC, ya habían salido antes y no estaban en contacto con nosotros en ese momento. Llevamos a cabo una asamblea donde decidimos la publicación del libro y crear una organización política. Ahora, la realidad es que la gran mayoría de aquellas personas iban a desistir. El partido estaba intentando adaptarse a la nueva situación y una serie de personas que habían sido muy radicales estaban cansadas, y por lo tanto aprovecharon el momento. Aquello quedó restringido. Aún así quedaron unas veinte personas trabajando organizadamente, creamos unos grupos de estudio vomunista para discutir que partido formaríamos. Quedó oficialmente constituida la OCPO. Se retrasó un poco para sacar la revista a la calle, sólo salío en el 84, pero había un boletín de empresas. Teníamos camaradas en varias empresas, sobre todo aquí en la región de Lisboa y en Porto, una docena de camaradas obreros de empresas grandes. Creamos un aparato técnico propio porque era indispensable para poder ser autónomos, no sólo para editar la PO, editamos manifiestos sobre la situación política, las elecciones, etc. Lo que sucedió es que de esas veinte personas que quedaron organizados pueden haber funcionado dos o tres años.

La situación política fue evolucionando, cada vez más desfavorable con la victoria del imperialismo sobre la Unión Soviética. Creo que las personas comenzaron a perder la perspectiva. Yo, estando dentro del proceso, no tengo mucha facilidad para entender exactamente lo que hizo perder la movilización a las personas. Sé que yo y un núcleo continuamos sin ningún desfallecimiento en la actividad del PO -pero una serie de otros camaradas, no fue porque hubiese crisis internas, no fue porque hubiese fuertes divergencias sobre cualquier asunto-, fueron perdiendo el espíritu de lucha y desistiendo.

Es así que se llegó a la situación de que la OCPO no se disolvió, pero fue desactivada. A causa de las circunstancias, quedó un núcleo de la revista apoyado en el aparato técnico, y más tarde, ya en el 94 extensible a la editora, no sólo para propaganda, además para intentar hacer acopio de dinero. Nunca abandonamos la intervención política, en torno a la reivindicaciones del movimiento obrero, de la lucha contra el fascismo, contra las guerras imperialistas, etc., pero a pequeña escala, por ser un grupo reducido.

¿En esta situación, cuáles son, es una pregunta compleja, las perspectivas de una regeneración de la corriente revolucionaria comunista en Portugal?

En este momento, tu también estás a la par, desde hace más de un año, algunos camaradas tuvieron una cierta reactivación, comenzamos a realizar una serie de reuniones más extensas, hemos realizado las fiestas de la PO, se creó la Voz do Trabalho, se comenzó necesariamente discutiendo la necesidad de desarrollar cualquier cosa organizadamente para avanzar hacia adelante. Nuestro objetivo es realizar una reunión extensa y poner a discusión unas tesis que estamos escribiendo, lentamente: línea política, principios organizativos, situación internacional, balance del movimiento comunista del siglo XX, etc. Tenemos una preocupación grande en no aparecer en público anunciando la creación de esto, de aquello o de lo otro…, sin tener un mínimo de seriedad como grupo que pueda funcionar, que pueda organizar cualquier cosa. Si son las mismas personas que ahora están aquí sólo para decir que constituyeron un lazo organizativo no tiene ningún sentido.

Yo no tengo, al contrario de lo que algunos camaradas piensan, ninguna resistencia a avanzar en la creación de un partido político, y primero con una organización preparatoria, pero reniego de forma absoluta a crear una organización con los mismos moldes antiguos, que creo que algunos camaradas espontáneamente tienden a hacer. Moldes antiguos de vida interna y de poner al margen la profundización de las cuestiones políticas que nos trajeron hasta aquí. Hay quien dice: “La gente sabe muy bien quien está a la izquierda del  PC y a la izquierda del Bloco, por lo tanto vamos hacia adelante ya que así haremos algo”. No es así tan simple.

Por lo tanto, si tu me pides las perspectivas, y no soy capaz de darle una respuesta lineal. Yo quiero continuar, no quiero parar con este trabajo. Lo mínimo que podemos hacer es persistir si estamos convencidos que esta vía es la correcta hasta ver si salen algunos frutos. De hecho, ya son muchos años, y se puede preguntar se después de veinte años eso no es prueba de que algo está mal. Yo no veo donde es que está mal, ya lo he dicho en mas ocasiones, que demuestren donde está mal, que la gente rectifique.

Mi idea es continuar en esta vía como grupo de propaganda, discusión, intentos de intervención. Ahora estamos envueltos en el apoyo al Tribunal sobre los crímenes del imperialismo en Irak, a continuación vamos a desarrollar una campaña por el “no” al referendum de la Constitución Europea, explicar por qué nuestro “no” se distingue del del PC y del Bloco, criticar toda la posición muy ambígüa que ellos tienen en relación a Europa y a la cuestión de la necesidad de una revolución proletaria en Europa. Hay una ofensiva brutal contra los derechos adquiridos por los trabajadores, la tendencia de fascistización.

Otra de tus reflexiones y preocupaciones de los últimos años ha sido divulgar entre la izquierda portuguesa la lucha por la independencia que realizan sectores de las clases trabajadoras de Galiza y del País Vasco fundamentalmente. Para la izquierda independentista galega, y en particular para las y los comunistas galeg@s, Francisco Martins Rodrígues es considerado como un gran amigo de la causa galega. Pero la izquierda portuguesa no comprende esta lucha, y continúa situando la reivindicación independentista como algo ajeno al marxismo, como ajeno a los intereses del proletariado. A pesar de que la reivindicación del derecho de autodeterminación haya sido una preocupación del marxismo, particularmente Lenin dedicó grandes esfuerzos teóricos en los últimos años de su vida.

Nuestra corriente portuguesa se formó en la lucha contra el colonialismo portugués y las guerras coloniales, y eso tuvo un peso muy grande. La solidaridad con los pueblos de las colonias fue muy intensa. Pero existe una grand dificultad en comprender que pueda haber en Europa movimientos de liberación nacional como los de Africa, Asia y América Latina. La tendencia general que está establecida en las personas es que eso es una fase ya sobrepasada, Europa es un continente capitalista avanzado, las luchas nacionales tuvieron su tiempo, forjaron su época, y hoy no tienen sentido, y concentrar militantes de la izquierda en reivindicaciones nacionales es un desperdicio de esfuerzos. “No es mucho más simple unir al proletariado de toda España en la lucha para cambiar al gobierno? ¿Qué sentido tiene que los vascos estén empujando hacia un lado y los otros para otro?

Esta dificultad en entender esto puede ser el resultado de ser hace ochocientos años independientes, de no tener un problema de opresión nacional. Incluso nuestra solidaridad con los pueblos de las colonias puede haber sido un poco epidérmico. Quiero decir, aquello eran tan distante, tan extraño para nosotros, tan lejano, que era fácil entender: “Aquello es otra gente, no tiene nada que ver con nosotros, los portugueses no tienen por qué estar allí”. Ahora, una discusión, un conocimiento, una asimilación profunda de la cuestión de las nacionaliades, de la lucha de las nacionalidades por su audodeterminación, no sé si el movimiento de izquierda estará maduro para comprender. Tiene una visión superficial a este respecto. Lo que creo que falta en la PO es más municiones para esa batalla. Esto sin hablar en el PC, y en el Bloco y tal, porque ahí tienen naturalmente una posición de rechazo.

Portugal hoy, meses después de la Euro 2004, medio país continúa con la bandera colgada de la barandilla o de la antena del coche. El nacionalismo portugués está siendo alimentado por la burguesía para ocultar el aumento de la explotación y las cada vez peores condiciones de vida de las masas trabajadoras. ¿Esta ola de nacionalismo chauvinista no está jugando el papel de adormilar las posibles luchas de clases?

Sí, no tengo duda alguna que las clases en el poder vieron el triunfo que podía representar aquella expectativa en el campeonanto y han explotado eso. Pero eso fue espontaneo, fue auténtico. Las personas -hasta ahora aquí no se había dado un campeonanto europeo en Portugal-, sintieron eso mucho y se adhirieron a ese entusiasmo. Si invitasen a las personas para traer las banderas por una cuestión política yo creso que ahí no funcionaba. Pero sobre el futbol es una cosa que todos creen que no tiene nada que ver con política. Las personas pues explayaron su orgullo nacional, esa alegría de afirmarse ante los otros. Que el poder apuesta por eso, no hay duda. Ellos dicen que “tenemos que acabar con las lamentaciones, hay que tener orgullo, optimismo, el entusiasmo del campeonato sirvió para quebrar bastante el descontento y el desgusto de estar en un país tan negativo.

Porque es así: un país con el nivel de vida más bajo de toda Europa, el país que menos provecho sacó de los fondos europeos, el país donde hay más pobres, donde hay más analfabetos. Las personas siente eso todos los días, sienten que esa conversación, que esto es Europa y todo saldrá cada vez mejor, que es todo mentira. Aquí hace diez años hubo una gran euforia, en el cavaquismo. El nivel de vida mejoró y hubo un ambiente un poco raro: “Somos los mejores, vamos rápidamente alinearnos con los países avanzados de Europa y disponer de un nivel de vida óptimo”. Hoy no existe ese espíritu, las personas están desilusionadas y ya no saben si es por culpa del PSD o del PS, o de quien es, lo que es un hecho es que esto no anda. Hay un ambiente de disgusto ante la corrupción, la incompetencia, la impunidad de los ricos.

El nuevo comunismo revolucionario tiene que integrar en sus preocupaciones diarias la opresión, la dominación específica que padecen las mujeres, a la que el marxismo nunca prestó suficiente atención. La PO también ha contribuido a denunciar la situación de las mujeres trabajadoras y de las mujeres en general, a divulgar su lucha. Sin embargo, el feminismo en Portugal es prácticamente un movimiento desconocido, no tiene cuerpo, ni vigor suficiente, y continúan existiendo resistencias dentro de ese esquema clásico de la lucha de clases de considerar esta reivindicación, igual que el derecho de autodeterminación, como cuestión secundaria. Se piensa que va a dividir al proletariado entre hombres y mujeres, introducir elementos de tensión que en nada ayudarán a la lucha, tan sólo ayudan a reforzar a la burguesía, y que irá por lo tanto a favorecer al capital.

Yo, sólo puedo decir eso que tu estás diciendo. La campaña de Ana Barradas en la PO, el esfuerzo de publicaciones, no ha dado frutos. No se puede decir que exista una linea definida de la PO para luchar en ese campo. Ella ha reivindicado un terreno donde ha luchado por eso, pero que no despierta la adhesión, el entusiasmo de la generalidad de las personas. El machismo, el patriarcado en Portugal está tan enraizado socialmente que nuestra izquierda aún no tiene los ojos abiertos para ese problema, no lo siente como un problema político de primer plano. Ya hemos tenido discusiones sobre el triple horario de las mujeres, de lo que ganan y no ganan, del trato que tienen (en Portugal está oficialmente reconocida una media de cinco mujeres que son todos los meses asesinadas por sus maridos), las personas creen que está mal, evidentemente, ahora es necesario ver la dimensión social que existe detrás de esto, ven estos casos como individuales. Es necesario acciones de mujeres -las ha habido muy fuertes en el período revolucionario-, que respondan a esto a nivel de movimiento de masas para sacudir un poco este espíritu. Lo poco que hay de feminismo en Portugal es obra de mujeres de un cierto estrato burgués, deseosas de igualdad, tienen todo el derecho, pero nada tiene que ver con el movimiento que empuje a la mujer trabajadora. Ahí sólo los comunistas intervendrán con convicción, lo que hasta ahora no sucede. Es un plano semejante a la cuestión nacional, es una de aquellas batallas con dificultades en dar frutos.

En fin, vamos a ver si viene ahí un PREC máspara que la gente empuje y haga avanzar esto en serio, cuando las masas comienzen a responder a todo, a discutir a todo y a pedir cuentas a los que están arriba.

Lisboa, 25 de agosto de 2004

Livros disponíveis de Francisco Martins Rodrigues

Anti-Dimitrov (2009, 2ª ed., 328 págs. – 21 €)

Os Anos do Silêncio (2008, 120 págs. – 11 €)

História de uma Vida (2008, 320 págs. – 13,65)

Abril Traído (1999, 120 págs. – 8,40 €)

A Conspiração dos Iguais de Ilya Ehrenburg (186 pp.), tradução de FMR

(2004, 190 págs. – 12 €)

Envios à cobrança

Pedidos a elaporelaeditora@gmail.com

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